Enviar Nota | Imprimir

AMPLIARAdriana Córdoba protagoniza a una joven de 18 años

Descomprometido abordaje sobre el embarazo adolescente

El viernes el reconocido director de teatro Carlos Kanán estrenó “Yo te hablo mi niño, y tu lo sabes”. Una adolescente de 18 años queda embarazada y se plantea diversos problemas existenciales, sin embargo el texto no indaga en las situaciones socieconómicas, mucho menos en el aborto. Gran contenido moralizante.

Opinión: regular.

Actúa Adriana Córdoba. Dirección General Carlos Kanan. El grupo de teatro Trashumante.

Antes de su estreno Kanán había comentado a este medio que su obra es comprometida. Trata sobre el embarazo de una adolescente, por lo tanto esperaba que hable sobre el aborto, importante causa de muerte en muchísimas chicas. Sin embargo nada de esto sucedió.

Yo te hablo mi niño, y tu lo sabes es la ficción de una adolescente, madre soltera, que mantiene un diálogo con su niño antes de nacer. Esto luego de que recibe un periódico en el cual se explica el periodo de gestación. De esta manera el tiempo de la obra transcurre con el embarazo de la joven que mientras crece su embrión, luego feto y por último persona, ella le habla.

Un unipersonal protagonizado por la joven actriz Adriana Córdoba que con esta pieza debutó en las tablas. Teniendo en cuenta su escasa experiencia, su desenvolvimiento en el escenario es correcto. Con solo una hamaca de living y un chal debe consolidar su actuación. Un personaje común cuya educación contiene alto contenido moral. Habla con su hijito, es madre soltera, de clase media. Es consciente que debe dejar de estudiar para darle sustento a su futuro hijo.

Respecto al aborto, tema fundamental en un obra de estas características, es abordado superficialmente. La propuesta de sacarse el embrión del vientre llega desde su novio. Para la muchahca semejante posición es indignante. Así no existe una crítica con contenido social al respecto. En su decisión de tenerlo prima la educación occidental y cristiana que recibió.

La puesta, sencilla. Una hamaca de linving en el centro del escenario y las luces que sirven para generar el ambiente, sumado a alguna melodía melancólica. El texto por su parte abusa de términos poco usados por el común de los tucumanos, como “mi niño”. No existe el voceo. De narrativa sumamente lineal. Durante el tiempo que dura la obra no sucede nada concreto, todo se desarrolla tal cual como lo dice la gestación del recorte periodístico, logrando un inapropiado lenguaje científico.

Según contó su director, la intención es representar la obra en colegios. Sin lugar a dudas cuando dijo eso estaba pensando en el Santa Rosa o Huerto, establecimientos educativos donde el aborto no se toca y xplican a sus alumnas que realizarlo es un pecado. O sea quien queda embarazada tiene la obligación moral de traer esa criatura al mundo, sin tener en cuenta los problemas sociales, económicos, políticos ni psicológicos que la aquejan.

Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com