Enviar Nota | Imprimir

AMPLIAREstudiantes rindiendo examen

Tucumán se inunda de estudiantes universitarios

Durante febrero y marzo innumerables jóvenes de diferentes provincias llegan a Tucumán para convertirse en estudiantes universitarios. Otros retoman el estudio. Dejan su familia, la comodidad del hogar, amigos. Comparten pensiones, departamentos. Saben lo que es la convivencia. Salidas nocturnas.

El esfuerzo para obtener un título de la UNT.

No son pocos los jóvenes que llegan desde varias provincias a Tucumán para convertirse en estudiantes universitarios. La mayoría vienen de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Catamarca.

Joaquín Fernández (21 años) llegó desde Salta el viernes 6 de febrero. El lunes comenzó el cursillo de ingreso a Medicina. Ya rindió Comprensión de texto y Química, le restan Biología y Física, cuyas mesas son el sábado y domingo respectivamente. “Todavía no me acostumbro, extraño a mi novia. Además no soy muy bueno en la cocina pero no me queda otra que adaptarme”, comenta mientras una sonrisa se le dibuja en el rostro.

“Espero ingresar este año, dos veces lo intenté y no pude”, asegura Joaquín que alquila una pieza confortable cerca de la Quinta Agronómica.

La situación de Jimena Carrizo (18 años) es levemente diferente. Llegó desde Jujuy a estudiar Derecho. A pesar de no tener que rendir ingreso, arribó a nuestra ciudad el vienes porque el Módulo de ambientación comienza hoy. “Ahora estoy viviendo en un departamento con una prima que estudia aquí hace algunos años, pero extraño mucho a mis compañeras del cole”, dijo Jimena. Además confesó que salió a bailar el fin de semana “y está buenísimo, nadie me dice nada, igual creo que debo ser prudente. Es una ciudad impresionante”.

En cambio Luis Aquino (26 años) nació en Catamarca. Estudia ingeniería en Sistemas en la Tecnológica. “Este año me recibo, ingresé en el 2002. En ese entonces odiaba Tucumán, no veía las horas de volver, lo hacía fin de semanas por medio”. Sin embargo “ahora me radiqué en esta provincia, en la cual seguramente me quedaré a vivir, tengo muchas más oportunidades que en Catamarca”, aseveró Lucho, como lo conocen sus amigos.

“No extraño como antes, pero debo admitir que me costó bastante adaptarme sobre todo por lo que implica convivir con otros chicos, me cambié varias veces de departamento. Desde hace cuatro años vivo con unos pibes con los que me llevo excelente”.

Historias como las de Joaquón, Jimena o Luis sobran en nuestra provincia. Algunos se recibirán en poco tiempo pero la mayoría alargará su carrera a siete u ocho años. Otros directamente no lograrán la maduración necesaria y terminarán desertando.

No faltarán aquellos que simplemente no consigan culminar sus estudios por problemas económicos o debido al expulsivo sistema de estudios de la UNT. Insoportable para un número no despreciable de estudiantes, debido a las condiciones de cursado: pocas aulas, horarios cortados, autoritarismo de las cátedras, aranceles en casi todas las Facultades, etc.

Así el Jardín de la República alberga un sin fin de jóvenes llenos de esperanzas que le dan color a esta magnífica ciudad. Esa tonalidad se pierde durante enero y buena parte de febrero cuando los estudiantes regresan a sus tierras.

Sebastián Ganzburg