BOGOTÁ, 19 feb (IPS) - Las FARC pasaron a cuchillo a ocho indígenas awá, tras acusarlos de ser informantes del ejército de Colombia. Para el especialista en temas militares Ariel Ávila, los aborígenes del convulsionado departamento de Nariño "habían formado una especie de rondas campesinas al estilo de Perú".
Por Constanza Vieira *
La guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia) ya se había referido a las rondas awá, dijo Ávila a IPS. "Los awás
habían formado esos grupos. Yo había oído hablar de esa modalidad".
Ávila es miembro del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación
Nuevo Arco Iris, que se diferencia de otros centros de análisis porque sus
investigaciones parten del monitoreo en el terreno.
"El debate es si
(las rondas) fueron formadas por el ejército o por iniciativa propia. Según las
FARC, es un chantaje a través de recompensas, Familias Guardabosques (subsidio
que se entrega a los finqueros que no siembren coca en una región)" y otros
programas gubernamentales, dijo. "Pero también reconocen que fue por iniciativa
propia", según el experto.
Las Rondas Campesinas surgieron en el norte
del Perú en la segunda mitad de los años 70 para controlar el abigeato y aplicar
justicia en conflictos por linderos, pero luego se expandieron hasta sumar unos
400.000 comités locales en ese país.
El gobierno peruano de Alberto
Fujimori (1990-2000) decretó a comienzos de los años 90 la militarización de las
Rondas, incluso en zonas donde no había guerrillas, e inició la represión de
aquellas que se negaran a actuar con el ejército en su estrategia
contrainsurgente.
Según los entendidos, la derrota de la guerrilla
maoísta peruana Sendero Luminoso ocurrió tiempo antes de la captura de su jefe,
Abimael Guzmán, en 1992, cuando los campesinos de las Rondas aislaron a Sendero
y optaron por enfrentarse a éste, al tiempo que las fuerzas militares peruanas
se modernizaron.
El sudoccidental departamento colombiano de Nariño, de
33.268 kilómetros cuadrados de abruptas montañas andinas y 1,6 millones de
habitantes, registra el mayor desplazamiento forzado de civiles causado por
grupos irregulares y la mayor concentración de campos minados de este país.
Todas las fuerzas en guerra se lo disputan, es tierra de nadie en
términos militares y corredor estratégico para el narcotráfico y el
abastecimiento clandestino.
Según el Observatorio, el contexto militar
en Nariño es el siguiente:
Los 17.000 efectivos que tiene la fuerza
pública allí serán reforzados este año con otros 10.000.
Las FARC y el
también izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda guerrilla en
pie de fuerza, se establecieron en el departamento en 1987 y 1985
respectivamente.
Hoy las FARC suman allí unos 600 combatientes con la
Columna Mariscal Antonio José de Sucre (de unos 150-160 integrantes y que se
adjudicó la matanza de los awá), la Columna Móvil Daniel Aldana y tres frentes,
mientras el ELN está presente con unos 300 efectivos en Barbacoas, Samaniego y
La Llanada, municipios del sector donde ocurrieron las muertes.
Desde
2005, ambas guerrillas combaten fieramente entre sí por territorio en todo el
sudoccidente del país.
Tras una negociación con el gobierno en la que se
desmovilizaron 32.000 paramilitares de extrema derecha, también están en Nariño
los rescoldos y retoños de esas milicias de narcotraficantes: Águilas Negras,
Nueva Generación, Autodefensas Gaitanistas y Los Rastrojos, en total unos 600
combatientes.
Los paramilitares ingresaron allí en 2001, con el frente
Libertadores del Sur, señalado de actuar con el ejército.
En julio de
2005 se desmovilizaron más de 630 combatientes de ese grupo. Pero al día
siguiente, contó el investigador Ávila, "se rearmaron algo más de 300. La gente
en Nariño me decía: aquí no pasó nada. Al otro día estaban patrullando con
uniforme. Son los Nueva Generación".
Las Águilas Negras y Nueva
Generación amenazan a líderes sociales de la zona, pero nadie afirma en público
que esos grupos trabajen actualmente con el ejército. Los Rastrojos, del
narcotraficante Cartel del Pacífico, son aliados del ELN, mientras Gaitanistas,
al mando del capo narco "Don Mario", provienen del noroccidental departamento de
Antioquia.
En el fragor desapareció hace seis meses el grupo Los Machos,
del narcotraficante "Jabón", del Cartel del Norte del Valle, asesinado en
Venezuela por sus hombres y con el cual supuestamente estuvieron aliadas las
FARC.
"Hoy todos están contra las FARC" en Nariño, subrayó Ávila.
Además, algunos de esos grupos se alían temporalmente y otros combaten
contra las FARC y el ELN en ese departamento.
Los Machos y Los Rastrojos
pasaron varios años en guerra. Ahora sus jefes están muertos o en la cárcel. "Se
enfrentan por control de rutas, y después de la captura y muerte de todos esos
capos, esas bandas quedan a la deriva. Es la ley de la selva: el que más
alientos tenga", señaló Ávila.
En ese escenario, "no se sabe si estos
indígenas trabajan solo a favor del ejército", como afirmaron las FARC, planteó
Ávila.
"Los paramilitares también están amenazando y desplazando a la
población. Se están dando cultivos de palma africana, con desplazamiento de
gente, y hay coca (materia prima de la cocaína) por doquier. Los cultivos de
palma africana son más hacia Tumaco, Pizarro, Roberto Payán", municipios al
occidente de Barbacoas, dijo el investigador.
La estación de policía y
la base del ejército, situadas en el casco urbano de Roberto Payán, habitado por
comunidades negras, fueron atacadas por las FARC el 13 de enero con disparos de
pipetas de gas rellenas de explosivos que dejaron cinco muertos, entre ellos
cuatro niños.
El presidente Álvaro Uribe, que estará en la región de la
masacre este viernes y el sábado, anunció que acentuará la "política contra el
terrorismo" y que designó para los awás un militar como "enlace de confianza".
Los awás se negaron a "colaborar" con el ejército en la ubicación de los
cuerpos de la matanza cometida por la guerrilla el 6 de febrero, dijo el
comandante de las Fuerzas Militares, Freddy Padilla.
Debido al minado en
la zona, apenas el lunes sus tropas reportaron haber encontrado un cadáver.
Los awás denunciaron combates, ametrallamientos y bombardeos en su
territorio desde el 1 de febrero.
"Poco se sabe cómo se vienen tejiendo
en estas comunidades las redes clandestinas de informantes alrededor de los
actores en contienda", escribe en su artículo "Terror en el Pacífico" el
antropólogo Efraín Jaramillo Jaramillo, del grupo interdisciplinario e
interétnico Colectivo de Trabajo Jenzera.
En Colombia, dice Ávila, "uno
de los problemas principales es que gobierno, FARC, ELN y todos estos grupos han
involucrado a la población civil en el conflicto", lo que viola el principio de
distinción entre combatientes y civiles, columna vertebral del derecho
internacional humanitario.
El gobierno lo hace mediante los mencionados
programas asistenciales, a través de los cuales pide información militar,
indicó.
En todo caso, a partir de la confrontación entre el ELN y las
FARC, de la irrupción del narcotráfico y de la creciente degradación de la
guerra, "los habitantes no confían en ninguna fuerza armada, porque se
convierten en traidores potenciales para todos los grupos", señaló Ávila.
*Este artículo es parte de una serie de tres notas sobre la masacre de
al menos 17 indígenas awá, en febrero. Las FARC reconocieron haber asesinado a
ocho.(FIN/2009).
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