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Piden juicio oral para el represor Cavallo por el secuestro de Rodolfo Walsh

Lo hizo el abogado Marcelo Parrilli, representante de Patricia Walsh en la causa en la que se investiga el secuestro del escritor y periodista. La solicitad fue presentada ante el juez de la causa, Sergio Torres, quien ya elevó a juicio a Jorge "el Tigre" Acosta, Alfredo Astiz, Pablo García Velazco, Jorge Radice, entre otros.

El letrado afirmó que deben imputársele al represor los delitos de "privación ilegítima de la libertad doblemente agravada por haber sido cometida con abuso de sus funciones y con violencia o amenazas" y por el "robo agravado por haber sido cometido en lugar poblado y en banda".

El abogado Marcelo Parrilli, representante de Patricia Walsh en la causa en la que se investiga el secuestro del escritor y periodista Rodolfo Walsh, solicitó ayer que se eleve a juicio oral y público al represor Ricardo Cavallo por su participación en ese hecho, ocurrido el 25 de marzo de 1977 cuando un "grupo de tareas" emboscó y secuestró al periodista.

Mediante una presentación efectuada ante el juez federal Sergio Torres, el letrado afirmó que deben imputársele al represor los delitos de "privación ilegítima de la libertad doblemente agravada por haber sido cometida con abuso de sus funciones y con violencia o amenazas" y por el "robo agravado por haber sido cometido en lugar poblado y en banda".

Por esta causa, el juez Torres ya elevó a juicio oral y público a los ex represores Jorge Acosta, Alfredo Astiz, Pablo García Velazco, Jorge Radice, Juan Carlos Rolón, Antonio Pernías, Julio César Coronel, Ernesto Frimón Weber, Carlos Generoso y Juan Carlos Fotea.

Los apodos de esos ex marinos eran un símbolo de la crueldad que ponían con los prisioneros ilegalmente privados de su libertad; Acosta era "el Tigre", Astiz "el cuervo" y Pernías "rata"; pero quizás uno de los más crueles motes haya sido el de Weber a quien sus camaradas llamaban "220" por el voltaje de la corriente eléctrica con que sometía a sus víctimas.

En un escrito de una docena de carillas, al que Télam tuvo acceso, Parrilli recordó que Cavallo, alias "Sérpico" o "Marcelo" fue uno de los integrantes del "grupo de tareas" que "emboscó" a Walsh el 25 de marzo de 1977 y lo secuestró para luego conducirlo al centro clandestino de detención que funcionaba en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).

En este expediente el 17 de diciembre de 2007, el juez Torres ratificó la elevación a juicio oral y público de la causa por el secuestro de Walsh al rechazar los recursos de las defensas por considerar que sólo buscan "la paralización de la investigación y la desvinculación de los imputados".

Los hechos juzgados ocurrieron en inmediaciones de la esquina de las avenidas San Juan y Entre Ríos, en el metropolitano barrio de San Cristóbal, donde Walsh fue interceptado por un grupo de tareas de la ESMA.

El escritor estaba intentando repartir copias de la "Carta Abierta a la Junta Militar" que había escrito con motivo del primer aniversario del autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976.

"Sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles" Walsh se dirigía a los ex jerarcas de la última dictadura militar en aquel texto que no pudo terminar de entregar.

Walsh les decía allí a los jerarcas militares que "lo que ustedes llaman aciertos son errores; los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades" y los acusaba de instaurar la "corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas" que "explotan al pueblo y disgregan a la Nación".

El periodista acusaba a los dictadores de crear "en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entre ningún juez, abogado, periodista, observador internacional" y las detenciones son convertidas en "secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio".

El Tribunal Oral en lo Federal Cinco también deberá juzgar a los represores por la "apropiación en forma ilegítima" de los bienes que el escritor llevaba consigo en el momento de su secuestro y los que se encontraban en su casa de Triunvirato e Ituzaingó, de la bonaerense localidad de San Vicente. (Telam)