Barak Obama, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, asumirá hoy y deberá guiar el prometido cambio sin frustrar las expectativas puestas en él, en medio de una de las crisis económicas más profundas.
Obama, presidente número 44 de la nación más poderosa del mundo, arrastra una pesada herencia dejada por su antecesor, George W. Bush, quien gastó 3 billones de dólares en la desprestigiada guerra de Irak, dejó a cerca de 46 millones de personas sin seguro de salud y desplomó la popularidad presidencial hasta niveles inusuales.
Este sábado, cuando en Filadelfia Obama emprendió su último viaje
simbólico hacia la Casa Blanca a bordo de un tren, preanunció los "días
difíciles" que deberá enfrentar su país y su gestión, que se iniciará
el martes cuando jure sobre la misma Biblia sobre la que lo hizo en
1861 Abraham Lincoln, el mandatario que abolió la esclavitud y que es
fuente de inspiración de la sólida campaña de Obama.
Para la
histórica toma de posesión del poder de Obama, que se realizará a las
17 GMT (14.00 de la Argentina) del martes, se espera que llegue una
multitud sin precedentes, calculada en entre 4 y 5 millones de
personas, debido a la enorme capacidad del mandatario electo de
convocar multitudes durante su campaña electoral.
La mayor
concentración de la historia en Washington se remonta a 1965 -con 1,2
millones de personas- fecha en se realizó la investidura de Lyndon
Johnson, sucesor del asesinado presidente John F. Kennedy.
"Juro
solemnemente que desempeñaré legalmente el cargo de presidente de
Estados Unidos y que sostendré, protegeré y defenderé la Constitución
de Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis facultades", será
el texto del juramento presidencial que se realizara en las escaleras
del Capitolio, desafiando el frío del invierno boreal.
Diez
pantallas gigantes, centenares de altoparlantes, 10 mil policías y 12
mil soldados controlarán a la multitud que acompañará la ceremonia,
cuyo costo ascenderá a 75 millones de dólares y estará financiada por
donaciones.
Desde su triunfo sobre su rival republicano, John
McCain, el 4 de noviembre pasado, Obama se transformó en el epicentro
de las miradas y esperanzas de los millones de estadounidenses
hastiados de los retrocesos en sus libertades, la defensa de la
tortura, el aporte al calentamiento global, la dependencia del petróleo
y dos guerras: Irak y Afganistán, todo ello durante la gestión de
George W. Bush.
Por ello, y con el propósito de insuflar
confianza, Obama encaminó su transición con un gran protagonismo y fue
periódicamente entregando los nombres de sus principales colaboradores,
que lo ayudarán a enfrentar las dificultades de lo que calificó como
una "crisis de proporciones históricas".
El presidente electo
rindió este domingo tributo ante la tumba del soldado desconocido, en
el cementerio de Arlington, en homenaje a los militares norteamericanos
caídos. Obama participó del homenaje junto al vicepresidente electo,
Joe Biden, como parte de los festejos de la ceremonia de transmisión de
mando, que se llevará a cabo el martes.
En el cementerio,
ubicado en las inmediaciones del Pentágono, están enterrados la mayoría
de los oficiales norteamericano caídos en las diferentes guerras que
participó Estados Unidos, informó ANSA.
El próximo mandatario,
un licenciado en Columbia y Harvard que declinó jugosas ofertas de
despachos de abogados y prefirió el trabajo comunitario en Chicago y la
política, comenzará el martes a encabezar una de las gestiones sobre la
que se depositó más esperanzas en la historia estadounidense. (Telam)
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