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AMPLIARJosé Demarchi en su lugar de trabajo

Agricultura biológica, una alternativa a los pesticidas y agroquímicos

Con esta metodología José María Demarchi, junto a su familia, hace más de dos décadas realiza diversos productos comestibles, en el Camino de los Artesanos, un lugar que une La Cumbre con Villa Giardino, en las Sierras de Córdoba. La agricultura biológica “consiste en no utilizar ningún tipo de agroquímico y trabajar con preparados biodinámicos”, comentó a TucumánHoy.com.

“El monte serrano ya desapareció en un 80% debido al fuego y a la tala indiscriminada”, aseguró el especialista.

El Camino de los Artesanos se encuentra paralelo a la ruta 38. Une La Cumbre con Villa Giardino, pasando por La Punilla. Tiene una longitud de 7 km donde se establecieron negocios de artesanías. “Desde Rosario nosotros, junto a otras personas que hacen alpaca, fuimos los primeros en afincarnos, hace 28 años. En aquella época no existía el Camino de los Artesanos”.

Comenta José María Demarchi. Tiene 65 años, vive junto a su esposa y hermano en un lugar repleto de naturaleza. Tiene una apacible voz y una tranquilidad soberbia. Para sobrevivir producen artesanías, como dulces de diversas frutas que cultivan en sus tierras mediante agricultura orgánica, es decir sin ningún tipo de pesticida.

“Cuando llegamos a La Cumbre tuvimos que iniciar una actividad hotelera. Un año después adquirimos este lugar para hacer lo que siempre quisimos: productos comestibles elaborados en forma natural”, explica en una interesante charla con TucumánHoy.com.

En la zona “el principal problema ecológico que tenemos es el fuego, en muchos casos es intencional, algunas veces por ignorancia, otras por daño. Por ejemplo el serrano autóctono quema pensando que así quedará mejor el suelo y reverdecerá mas rápido”. Una perfecta confusión ya que de esta manera“se elimina parte del monte serrano que está desapareciendo. Cuando viene la primera lluvia fuerte arrastra todo el mantillo, puesto que ésta es una zona semiárida y de pendientes. No falta el jardinero que quema hojas, en lugar de enterrarlas. También colabora el que tira el pucho por la ventanilla del auto o el que deja el fuego del asado mal apagado”, considera.

¿Entonces hay una falta de conciencia total?
Así es, el monte serrano ya desapareció en un 80% debido al fuego y a la tala indiscriminada. En este sentido no existe el control que debería. Respecto al fuego se está concientizando a la gente.

La naturaleza que inunda estos pagos es imponente, a pesar de esto “estoy consternado porque sobre la ruta 38 están cultivando algo de girasol y papa con su consiguiente fumigación. Faltaría que pongan soja, entonces sí, estaríamos liquidados”. Sin embargo “son cultivos chicos y el terreno posee muchas piedras, con esto se complica el arado”, establece.

¿Una alternativa a todo esto es la agricultura orgánica?
Por supuesto. Consiste en no utilizar ningún tipo de agroquímico y trabajar con preparados biodinámicos”.

Además es económico porque “todos son elementos naturales. Por ejemplo si querés que un pulgón te deje de molestar, solamente teniendo una plantación de ortigas, hablando mal y pronto, la podrís en agua, con eso fumigas y listo”, aclara.

Respecto a los productos que comercializan, en ese lugar repleto de árboles, bosques y naturaleza, Demarchi comenta que “el 90% son elaborados por nosotros, para el resto me subo al auto y los busco”. Tienen un predio de siete hectáreas, “en un par de ellas tenemos frutos propios, menos citrus y palta, lo que quieras: frambuesa, cerezas, guinda, manzana, pera, durazno, damasco, rosa mosqueta silvestre, zarzamora silvestre, de todo”, continúa.

En cuanto a la lucha ecológica que vienen realizando asegura que “en estos momentos no se nos hace tan cuesta arriba, prácticamente tenemos un islote. Imaginate que cuando llegamos había erosión, en cambio, ahora hay lombrices. Esto quiere decir que la tierra se enriqueció bastante”.

Para finalizar Demarchi reflexiono y dijo: “hacele caso a la naturaleza, viví, trabajá y pensá a su ritmo. Para eso tenés que insertarte en ella, es decir, dejar la ciudad. Venir acá y observar como todo vive, canta, amanece, florece”.

Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com