Toda la provincia sufre la falta de agua. La sequía es preocupante. Las pérdidas son cuantiosas. Muerte de ganado, cultivos que no crecen, invasión de langostas. La lluvia salvadora que no llega. Todos estos elementos se conjugan y afectan al sur provincial, uno de los sectores más golpeados de Santiago del Estero.
“Parece un castigo de la naturaleza”.
Dijo Nelson Sacci un productor de Selva, viendo un montículo formado
por vacas muertas y de fondo la tierra cuarteada por el sol. Este es el
panorama que se observa desde hace mucho tiempo, en la mencionada
ciudad del departamento Rivadavia.
Pero no solo la sequía causa
daños: ahora se le sumaron las langostas, que comen a su paso los pocos
brotes verdes que logran asomar de entre la reseca tierra.
Selva
es uno de los puntos importantes de la cuenca lechera, junto a Santa Fe
y Córdoba. Pero desde hace tiempo atrás los tambos están paralizados,
los molinos ya no extraen agua y la poca que hay en las represas es
salada.
“Desde hace un año atrás que tenemos que buscar agua
en el río Salado, son 80 kilómetros dos veces al día. Lo hacemos con
equipos viejos, porque para cambiarlos no tenemos y eso nos genera más
gastos. Se rompe una cubierta, una caja de cambios” señala el
productor.
Según los comentarios de los productores nucleados
en la Cooperativa de Tamberos Limitada, durante el 2008 llovieron poco
más de 300 milímetros, cuando lo normal debería ser de más de 800.
La
falta de lluvia provocó que las pasturas produzcan toxinas, lo que
provoca envenamiento en los animales que las consumen. Las vacas que no
mueren por la falta de agua, lo hacen por intoxicación.
A todo
esto se le suma la aparición de diferentes plagas, afectando a los
cultivos de maíz, sorgo, girasol y soja. En algunas parcelas se pueden
ver pequeños brotes entre la tierra reseca, que en esta época del año y
con buenas lluvias, deberían medir más de un metro de alto.
Esos
pequeños brotes son los elegidos de las langostas, que avanzan
devorando todo a su paso “ni siquiera vale la pena fumigar, no sirve de
nada tratar de salvar eso y se gasta más en el veneno. Son tantas que
si fumigamos hoy, en dos o tres días las langostas están cubriendo todo
de nuevo” aseguran.
Pero en este cúmulo de malos pasares, aún
queda una gran cantidad de optimismo en Nelson “nací aquí hace 50 años,
creo que podemos salir adelante de esta situación. Por el bien de todos
creo que así será” concluye como en una plegaria. (DiarioPanorama.com)
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