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AMPLIARMarcos Yurquina junto a sus obras

"Un artista neocubista con marcada influencia americanista"

Así se define Marcos Yurquina que el 19 de diciembre inauguró una interesante muestra en Culturarte, uno de los mejores salones de exposición del norte argentino, ubicado en Jujuy. Desde su lugar de investigador considera que “la sociedad jujeña continúa con una conservadora mirada respecto a la cultura andina”.

La muestra continúa hasta el 19 de enero.

En un típico día de verano jujeño, muchas nubes y abundante agua, Marcos Yurquina inauguró una muestra de arte donde prima la estética cubista con tonalidades incaicas.

Éste joven artista nacido en aquella provincia en 1970, se formó en la Escuela de Arte “Escalabrini Ortíz” de San Salvador de Jujuy. Allí realizó su carrera de preparación pedagógica especializado en pintura. Además de docente, realizó diferentes incursiones en la escultura, con trabajos comunitarios.

Luego de las habituales palabras de presentación, cuando ya se agasaja a los invitados con exquisito vino, Marcos, desde su profunda simplicidad discursiva comentó que viene trabajando “hace dos años y no precisamente con esta muestra, sino que estoy haciendo un procesos de investigación. La gente de Culturarte (espacio cultural en Jujuy, de arquitectura moderna, uno de los mejores del norte argentino. Se inauguró hace cuatro años. Más información culturartejujuy.com.ar) observó mis obras en plena producción y decidieron que una exposición era lo más acertado”.

Además de un excelente artista plástico, Yurquina, se dedica a la investigación basada en “la problemática de la cultura andina en el pueblo jujeño, bajo una mirada cósmica, telúrica, trabajando siempre la Pachamama”, explicó.

Al momento de definirse se considera “un artista neocubista con marcada influencia americanista”. A su vez el arquitecto Sergio Zago, quien ese día fue el encargado de la presentación de la muestra, aseguró que “en sus obras se aprecian las influencias de pintores jujeños como Pellegrini, en el espíritu de sus Cardones o de La Fritanga. También de Acosta Cerra en el planteo de planos abstractos. De Rufino Tamayo en algún cielo con sandías. Además del grotesco visto en alguna mano o pie”. Siempre bajo la impronta de la plástica del período precolombino y tradición pictórica americana.

En este sentido Yurquina aseguró que “con ésta obra trato de dialogar a través de la pintura bajo mi pensamiento de la cultura andino esbozada en su etapa mística”.

Respecto al arte en la Tacita de Plata, desde su lugar de investigador, opinó que “la sociedad jujeña todavía tiene una mirada conservadora respecto a la cultura andina, ya sea pintura o escultura”.

Para culminar confesó que “amar a Jujuy es amar el suelo, lo que implica hacer una interpretación sobre los cerros de Purmamarca y amalgamarlos con algunos barnices para utilizarlo como pigmento en mis obras”.

Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com