Alrededor de 200.000 personas se acercó al predio de la Cruz Gil en la ciudad de Mercedes para venerar su figura, al cumplirse un nuevo aniversario de su trágica muerte. Los fieles empezaron a llegar de distintos puntos del país el pasado domingo.
El mismo recordatorio se realizó a lo largo y ancho del país, del protector de los caminos.
A pesar de la llovizna incesante, más de 200 mil personas pasaron ayer por el predio de la Cruz Gil para venerar al "gaucho milagroso", al cumplirse un nuevo aniversario de su trágica muerte.
La
ciudad de Mercedes se encuentra colmada por la multitud de ’promeseros’
que empezaron a llegar de distintos puntos del país el pasado domingo,
donde micros y automóviles forman kilométricas filas en la ruta 123.
La
veneración al gaucho correntino "es un culto en crecimiento", dijo a
Télam el antropólogo Humberto Miceli, sobre el santo que no está
canonizado pero al que la Iglesia "le rinde homenaje como fiel difunto".
"La
santidad se la otorga el crédito que le da la gente como milagroso",
aseguró el estudioso que investigó la leyenda y creencia popular en
torno al gaucho que murió degollado por fuerzas policiales.
Miceli
explicó que la Iglesia, como institución, "tuvo que encontrar un punto
de concordancia homenajeando como fiel difunto al cristiano ejecutado",
en alusión a las misas que sacerdotes realizan en el santuario visitado
por una multitud cada 8 de enero.
Recordó que el venerado gaucho
justiciero "fue parte de la población cimarrona que se apartó de las
estructuras en una de grandes injusticias. No se respetaban los
derechos, había hambre e injusticia y Gil fue el vengador solitario que
la gente agauchó", explicó a Télam.
Dijo, además, que "él trató de imponer justicia, compartía y repartía, y eso hizo acrecentar su prestigio entre la gente".
El
antropólogo, titular del Gabinete de Investigaciones Antropológicas de
Corrientes (GIA), consideró que "cuando se presentan situaciones de
injusticia, proliferan estos individuos que se alzan contra la
inequidad social".
El gaucho, perseguido por la justicia, al
finalizar la guerra de la Triple Alianza, obró un milagro que benefició
al sargento de la policía que fue su ejecutor. "Momentos antes de ser
sacrificado, le dijo al policía: tu hijo está enfermo y yo voy pedir
que se cure", cuenta Miceli que repite la tradición oral de generación
en generación".
Luego del anuncio, sigue la leyenda, el policía
llegó a su hogar y vio a su hijo que había estado a punto de morir en
proceso de recuperación. Fue el primer milagro, y su ejecutor, su
primer devoto.
Por su parte, el padre Julián Zini, dijo a Télam
que la Iglesia Católica reconoce al Gauchito Gil "como el difunto
querido, muerto injustamente", dijo el sacerdote, poeta y chamamecero
de la tierra taragüí.
Crítico y respetuoso del sentir popular,
el cura reconoció en diálogo con Télam que "no siempre los pastores
supieron llevar adelante la fe del pueblo. Para nosotros, Gil es la fe
hecha cultura, cuando la gente no ve salidas ante un mundo tan
globalizado".
Zini, reconocido poeta del sentir correntino,
homenajeó al Gaucho Gil con un poema en el que expresa: "Onda expresión
popular, que clama al cielo por justicia social".
Mercedes
recibe por estas horas a miles de fieles que llegan a venerar al santo
justiciero. Rezan ante la cruz Gil, y dejan ofrendas junto al árbol
donde fue colgado luego de ser degollado.
Promesas, ruegos,
pedidos y agradecimientos de miles de argentinos llegan al santuario
del Gauchito Gil en la provincia de Corrientes.
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