Los cronistas que seguimos motorizados este Rally encaramos la cuarta etapa que une Jacobacci con Neuquén sabiendo que era las más corta hasta ahora: "apenas" 480 kilómetros en los que nos íbamos a encontrar una superficie muy pedregosa y algo más complicada de la que nos había traído a todos desde Puerto Madryn.A bordo de una Tourag Race 2 del Equipo Oficial Volkswagen, por María Pía del Bono
Los primeros 150 kilómetros transcurrieron sin sobresaltos para los coches de apoyo y de la prensa a través de caminos alternativos, aunque por una ruta mucho más angosta.
Los pozos nos hicieron saltar y movernos bastante. Faltando 200 kilómetros el tránsito se complicó y hubo que salir otra vez a la ruta convencional para llegar a tiempo al final del tramo especial.
Los manuales previos, leídos hace dos meses, ya advertían sobre esta etapa: "Cuidado, los errores pueden comenzar a costar caro. La expedición hacia Neuquén tiene todo de una etapa tramposa". Si la ruta de los pilotos no era de fiarse y en la parte más inesperada un error podía costar caro, no había excepciones para estos cronistas.
La trampa fue una espesa e impenetrable nube de tierra. Veníamos detrás de una de las camionetas Touareg del equipo VW y detrás nuestro viajaba otra de la organización, cuando al pasar entre dos cerros la tierra formó una pared en la que era imposible divisar nada. Nos quedamos a ciegas, Nnada, no se veía nada. Es en estos casos en los que uno se pregunta cómo hacen los piiotos para correr a 180 km/hora en medio de la tierra.
Nuestro piloto levantò el pie del acelerador, nos corrimos hacia la izquierda, y volcamos prácticamente sobre una de las inmensas paredes de roca. Pudimos frenar poco antes de una zanja natural muy pronunciada. Quedamos virtualmente "colgados", pero tuvimos suerte. Inmediatamente, la gente que miraba pasar los autos desde lo alto del una meseta bajó corriendo a ayudarnos, fiel al estilo del público de este Dakar en Argentina.
Esta cronista saltó desde la puerta del navegante, para mirar, claro. No había mucho que pudiera hacer. Los espectadores, tampoco. Fueron llegando las demás Touareg del grupo y los imponentes camines de los equipos. Uno de ellos nos prestó una lenga, el piloto aceleró, fuerte, costó peró la Touareg adelante salió sin problemas. Nuestra mayor preocupación era, mientras tanto, saber como había quedado la camioneta. Teníamos un largo trayecto hasta Neuquén, unos 200 kilómetros. Pero nada, no le pasó nada. La Toureg estaba tan robusta como siempre. Y seguimos camino, sin problemas y con una aventura más en la mochila de viaje.
Y llegamos a Neuquén, donde una multitud volvió a recibir a todos los hombres y mujeres -claro-, que formamos parte de este rally. Mañana será el turno de la cuarta etapa, la que une Neuquén con San Rafael, 763 kilómetros, y los pilotos tendrán que afrontar nada menos que 506 kilómetros de especial. Y como Carlos Sainz, el piloto que encabeza este Dakar en autos, dijo a Télam, "será el primer día verdaderamnete complicado, con tramos díficiles fuera de pista y las dunas, y partes muy técnicas".
Veremos cómo nos resulta a nosotros, porque este Dakar reparte sorpresas para todos.
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