La misa, que se realizará hoy, será presidida por el titular del Episcopado, cardenal Jorge Bergoglio, y concelebrada por una treintena de obispos de todo el país. Participará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la presidente chilena, Michelle Bachelet.
También fueron invitados representantes de los tres poderes del Estado, entre ellos el vicepresidente, Julio Cobos, gobernadores, los titulares de los distintos bloques de las Cámaras de Senadores y Diputados, e integrantes del Poder Judicial.
El gobierno nacional y la Conferencia Episcopal Argentina celebrarán hoy, con una misa en la basílica de Luján, los 30 años del inicio de
la mediación del papa Juan Pablo II que evitó una guerra con Chile por
el canal de Beagle.
De la misa, que será presidida por el
titular del Episcopado, cardenal Jorge Bergoglio, y concelebrada por
una treintena de obispos de todo el país, participará la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner y su gabinete de ministros.
También
fueron invitados representantes de los tres poderes del Estado, entre
ellos el vicepresidente, Julio Cobos, gobernadores, los titulares de
los distintos bloques de las Cámaras de Senadores y Diputados, e
integrantes del Poder Judicial.
Asimismo asistirán empresarios,
productores rurales, sindicalistas y representantes de otros credos,
que integran los Foros de la Comisión Nacional Justicia y Paz, que
preside el laico Eduardo Serantes y cuyo asesor es monseñor Jorge
Casaretto, a cargo de la organización del acto y quien estará a cargo
de la homilía de la misa.
"El Episcopado recuerda con gratitud
este suceso e invita a todos los argentinos a participar de la
celebración. Sigamos trabajando en la construcción de un país que nos
incluya a todos, promoviendo, como herramienta indiscutible para este
fin, el diálogo y la generación de consensos", dice la invitación que
repartió la Iglesia y publicó en los diarios.
Con el lema
"Queremos la paz. Eduquemos para el diálogo", la celebración constará
de dos partes: la misa, que comenzará a las 19 en el interior del
templo, y un acto cívico que se realizará frente a la basílica, en el
que la jefa de Estado será la única oradora.
Casi
simultáneamente, con diferencia de una hora, el gobierno y la Iglesia
de Chile repetirán el mismo esquema en el santuario nacional de Maipú,
donde se venera a Nuestra Señora del Carmen, patrona del país
trasandino.
En el medio de ambas celebraciones, se realizará un
gesto de hermandad entre los pueblos: una familia chilena que reside en
Argentina recibirá una imagen de la Virgen de Luján, en tanto que una
familia argentina que vive en Chile hará lo propio con una réplica de
la Virgen del Carmen.
Para el Episcopado argentino, se tratará
de un "acto histórico" que buscará dar una señal de "la necesidad de la
unidad de los argentinos" y recordar la herramienta de la mediación
como "un ejemplo admirable de construcción de la paz a través del
diálogo", como dijo el papa Benedicto XVI semanas atrás al recordar el
aniversario.
La confirmación de la asistencia de la mandataria
argentina a la misa fue recibida por los obispos en la reunión que
mantuvieron semanas atrás en la Casa de Gobierno, para presentar a la
nueva conducción del Episcopado, y también es una señal de
recomposición de las relaciones entre el Poder Ejecutivo y la Iglesia.
En
tanto, para los gobiernos de ambos países las celebraciones por los 30
años de la mediación papal habían comenzado días atrás en Monte Aymond,
donde Cristina Fernández de Kirchner y su colega chilena Michelle
Bachelet colocaron la piedra fundamental de un monumento por la paz, en
honor de Juan Pablo II.
Mañana se cumplirán los 30 años del pico
máximo de tensión entre Argentina y Chile: el 22 de diciembre de 1978
los Ejércitos de ambos países ya habían movilizado tropas y armamentos
hasta las fronteras y estaban listos para el enfrentamiento.
Pero
ese día, el fallecido Papa polaco -que desde hacía sólo dos meses era
el jefe de la Iglesia católica- decidió enviar al cardenal Antonio
Samoré como mediador a la zona del conflicto y, de esta manera, evitar
la guerra en el instante mismo en que iba a comenzar.
Tras
reuniones intensas a ambos lados de la cordillera con las dictaduras
que gobernaban ambos países, Samoré pronunció la recordada frase: "Hay
una lucecita al final del camino" y en enero de 1979 los cancilleres de
ambos países pidieron formalmente en Montevideo la intervención del
Vaticano para encontrar una solución al conflicto.
Ya en
democracia, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se convocó a una
consulta popular sobre el texto pontificio presentado en 1980 y la
propuesta papal obtuvo el 82 por ciento de apoyo de la población.
Finalmente,
en 1984, Argentina y Chile firmaron en la Santa Sede el Tratado de Paz
y Amistad, del que se cumplirán 25 años en 2009, por lo que ambas
presidentas ya adelantaron su intención de firmar el año próximo un
acuerdo complementario a aquel suscripto en el Vaticano para afianzar
la relación bilateral.
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