Una mafia minera con complicidad política pretende desalojar a familias campesinas originarias de la zona cordillerana chubutense. La zona que pretende ser desalojada es, además de rica en recursos forestales y potencial turístico, objeto de interés minero. Por Arturo Lozza, desde la CTA
El día jueves 4 de diciembre, la Jueza Karina Estefanía de la ciudad de Esquel dictó una orden de desalojo contra Inés Larenas, antigua pobladora de El Pedregoso (paraje ubicado a 10 km al sur de la ciudad de El Hoyo, Chubut) en una actitud de connivencia con poderosos intereses mineros, según denunciaron las comunidades mapuches y los centros vecinales de esta zona cordillerana.
Frente a “tan arbitraria e injusta decisión”, los vecinos, las comunidades de pueblos originarios de la zona y organizaciones sociales, se solidarizaron y convocaron a resistir el desalojo junto a la familia Larenas.
La zona que pretende ser desalojada es, además de rica en recursos forestales y potencial turístico, objeto de interés minero.
Las comunidades mapuches de la región denuncian que el “propietario” Enrique Korn y empresas mineras solo esperan para desembarcar en esa región cordillerana, habitat de los mapuches y campesinos originarios, que el gobernador del Chubut, Mario Das Neves, levante la medida de zonificación minera que vence el año próximo.
No es un dato menor que el hijo de Enrique Korn, Pablo Korn, sea el actual Ministro Coordinador de Gabinete, con lo cual sus conexiones con el poder político y económico son claras.
En junio de este año, en la Embajada de Canadá y ante empresarios mineros, Das Neves aseguró que iba a convencer a los pobladores de las bondades de la minería, que se iba a revertir el proceso de Esquel del "NO a la mina" y que se iba a asegurar a las empresas su desarrollo. Con Korn en la cordillera Larenas, este círculo (no precisamente "virtuoso"), se cierra de manera descarada, advierten las comunidades de la región.
“El intento de desalojo contra Inés Larenas no es un hecho aislado, es tan solo uno de la larga lista de casos que evidencian los avances impunes del poder para expulsar a los campesinos de las tierras en las que han vivido siempre. Hay otros casos como el de las familias Quilodrán, Merino y Matus, también en el Pedregoso, la Comunidad Mapuche Vuelta del Río, la Comunidad Santa Rosa de Leleque, las Comunidades Cayún y Motoco Cárdenas de Lago Puelo, por citar sólo algunos ejemplos en los cuales viejos pobladores y comunidades de pueblos originarios, ven amenazado su derecho al reconocimiento de la tierra en la que habitan y construyen su cultura comunitaria y campesina”, declaró Chacho Llempe, uno de los dirigentes de la comunidad mapuche.
Lliempe sostuvo que de todas estas historias, la que tiene como víctima a la familia Larenas es una de las que más evidencian las interconexiones corruptas entre el poder económico y el poder político, los manejos turbios de funcionarios provinciales y municipales en connivencia con mafias jurídicas en todos los estratos.
Un fallo anterior de la justicia había ordenado elk desalojo de la familia Larenas, pero ésta permaneció en el lugar donde nació y vivió toda su vida, por lo que este jueves 4 de diciembre, la Jueza firmó la orden de hacer efectivo el desalojo, que debería producirse dentro de los próximos días.
La sentencia de Inés no está firme, la misma fue apelada ante el Superior Tribunal del Chubut, a la vez que se pidió una medida de no innovar hasta tanto la sentencia esté firme. Sin embargo, el Superior Tribunal de Justicia de Chubut no se expidió ante el pedido de la Defensa de "no innovar" y dejó que se vencieran los plazos para expedirse en tal sentido.
Esta claro –dice Llempe-: “no quieren gente libre que viva con la tierra y haga crecer esa libertad. Quieren clientes, esclavos, consumidores. Quieren alimentar con carne humana el triste poder que ya detentan. Van avanzando. Ahora es Inés Larenas, luego serán los Quilodrán, los Merino, los Leiva, los Matus de El Pedregoso, y después todos aquellos que se interpongan en el camino. Todo esto no se puede contar en hectáreas, porque supera el entendimiento de cualquier persona. Todo esto se mide en dolor y sobre todo en rabia. Porque a la gente no se la mueve como fichas de ajedrez. Y porque el bosque no crece en otro lado. Por eso decimos: no a los desalojos campesinos. Fuera Korn y todos sus cómplices legales y políticos. Basta de destrucción de las culturas campesinas y de la tierra en la que crecen”.
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