Hoy a las 21,30 en Patio Lorca se proyectará una película majestuosa, “El lado oscuro del corazón”, de Eliseo Subiela. Un bohemio poeta por las calles de Montevideo busca a esa mujer que se anime a volar. Sublime selección de poemas de Mario Benedetti, Olivero Girondo y Juan Gelman. Verdadero homenaje.
Presenta Radio Bemba Audiovisual-Tucumán.
Ficha Técnica
Género: Dramas. Título original: El lado oscuro del corazón. Director: Eliseo Subiela. Actores: Darío Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara. Duración: 2 horas 7 minutos. Fecha de estreno: 01/01/1992. País: Argentina.
En homenaje a Mario Benedetti, Olivero Girondo y Juan Gelman, Eliseo Subiela logró con El Lado Oscuro del corazón emociona. La pantalla refleja enorme calidad literaria en cada uno de los textos. Dario Grandineti interpreta a Oliveiro un poeta treintañero que sobrevive vendiendo sus ideas a una agencia de publicidad. Un bohemio por Buenos Aires. Su único anhelo es encontrar a esa mujer que se atreva a volar. Su arma la poesía.
La selección de las poesías que el personaje recita a lo largo de la película son precisas, urbanas, dulces, sensuales. Debido a su constante búsqueda de la mujer ideal, Oliveiro atraviesa el Río de la Plata hacia Montevideo donde conoce y simpatiza con Anna, una prostituta de cabaret, de quien se enamora. Nada mejor que tango como música de fondo para ambientar magistralmente historia tan hermosa.
Los poemas recitados por el poeta (Grandinetti) son bajo el humo de un cigarrillo, tras la barra de un prostíbulo, en el subte, o sobre una cama piraña que expulsa al infinito a las mujeres que no saben volar. Una de las mejores actuaciones de Grandinetti en su carrera. No le caben menores adjetivos a Sandra Ballesteros que encara a una mujer sensual, y de gran actitud.
Las fotografías e imágenes no se desmerecen. Cuadros y tomas perfectamente logradas ponen al espectador en el lugar que Eliso Subiela pretende.
Con este film Subiela se catapultó a la fama conquistando al público español, a pesar de ser una película arriesgada y bastante alejada de la tendencia consumista.
Una de las innumerables perlas es cuando Mario Benedetti, en alemán, le recita un poema a una prostituta en un cabaret, mientras la dama de compañía se duerme al escucharlo. Sin lugar a dudas una película sublime.
Sebastián Ganzburg
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