El informe final de la comisión especial presidida por el jurista argentino Rodolfo Mattarollo fue contundente. Y apuntó directamente al aparato estatal de ese departamento boliviano como instigador de los asesinatos de por lo menos 20 campesinos ocurridos el pasado 11 de septiembre.
Ya lo tiene en su poder el presidente Evo Morales.
El informe final de la Comisión Especial de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur) sobre la "masacre" del 11 de septiembre en
Pando, entregado ayer al presidente de Bolivia, Evo Morales, afirma que
se trató de un crimen de "lesa humanidad" promovido por el aparato
estatal de ese departamento (provincia).
El informe, cuyas
principales conclusiones fueron leídas en el Palacio
Quemado, sede del gobierno, por el titular de la comisión, el jurista
argentino Rodolfo Mattarollo, sostiene que las víctimas fueron objeto
de "ejecuciones sumarias o extra legales" y constituían "población
civil" por lo que "se cometieron múltiples asesinatos" lo que
"configura un crimen de lesa humanidad".
"Aun cuando hubo
personas que actuaron particularmente, los agresores de los campesinos
lo hicieron en forma organizada y respondían, según algunos
testimonios, a una cadena de mando y contaban con funcionarios y bienes
del gobierno departamental al servicio de la empresa criminal", dice
otra conclusión del informe, que precisa el asesinato de por lo menos
20 campesinos.
La definición de delito de "lesa humanidad",
según las normas jurídicas internacionales vigentes, alude a crímenes
cometidos con participación de organismos o funcionarios del Estado y
le otorga el carácter de "imprescriptibles".
El informe fue
leído por el titular de la Comisión Especial de la Unasur tras mostrar
un video que resume las acciones violentas contra campesinos que
marchaban para defender las oficinas del Instituto de la Reforma
Agraria (INRA) de Cobija, capital de Pando, ocupadas por dirigentes
cívicos y autoridades provinciales opositoras al gobierno del
presidente Morales.
En las conclusiones, citadas por la
estatal Agencia Boliviana de Información (ABI) y la red Erbol,
vinculada a sectores de la Iglesia Católica, se señala también que
estos crímenes deben ser juzgados en "la justicia ordinaria" y no en un
"proceso de responsabilidades".
Por el contrario, la defensa
del detenido prefecto (gobernador) pandino, Leopoldo Fernández, acusado
de esta "masacre", tal como la define la comisión de la Unasur,
sostiene que corresponde un juicio de responsabilidad.
Esta
cuestión, eje del actual debate legal y político, supone, en el mejor
de los casos, según recordó a Télam una fuente de la Asamblea por los
Derechos Humanos de Bolivia, "un prolongado diferimiento del juicio,
tal como ocurre aún hoy, cinco años después de su renuncia, con el
fugado ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, refugiado en Miami".
La
sexta conclusión del informe es que "hay testimonios y evidencias
suficientes para calificar de tortura en unos casos, y como tratos
crueles, inhumanos y degradantes en otros, el trato recibido por
numerosos campesinos detenidos por elementos estatales y
paraestatales".
Por su parte, el presidente boliviano, que
agradeció el informe y la "profesionalidad" del trabajo realizado por
la comisión, denunció la "parcialidad política y económica" de la
Justicia de su país y ratificó su compromiso de cambiarla, informó la
agencia cubana Prensa Latina.
"Aquí el Poder Judicial es
conocido por sus injusticias y su subordinación a quienes tienen
plata", se quejó el presidente, y advirtió que las recomendaciones del
informe de 66 páginas de la Unasur, "deben servirnos para que hagamos
una revolución dentro del Poder Judicial".
Morales también
pidió que la comisión investigadora de los asesinatos de Pando enviada
por la Unasur "acompañe en el proceso de reforma del sistema judicial".
Mientras el presidente hacía esos anuncios en La Paz, se
realizaba una reunión de autoridades del Poder Judicial en el
departamento de Beni, gobernado, igual que Pando, Santa Cruz y Tarija
(la llamada "media luna") por opositores al mandatario indígena de
Bolivia.
En esa reunión, el titular de la Corte Suprema,
Walter Fernández, criticó, citado por la agencia noticiosa italiana
ANSA, "la actitud soberbia e irracional del gobierno por alentar la
violencia antes que el diálogo para solucionar los graves problemas que
aquejan al país".
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