Apabullante victoria de Atlético. Se esperaba un partido trabado, con pocos goles. Pero los "decanos" salieron a pelearlo desde el primer minuto. Jugaron cada pelota como si fuera la última. Terminaron superando ampliamente a Talleres por 3-0. Con esta victoria, Atlético trepa a la 6ta. posición (27) y se coloca a cuatro puntos del puntero, Chacarita.
Los primeros dos goles de Atlético fueron en contra, pero podría haber metido varios más.
Antes de entrar a la cancha el partido parecía chivo. Atlético no se achicó y salió a ganarlo.
Rivoira presentó el mismo esquema de defensa de cuatro que lo llevó a escalar media tabla. Por su parte, Talleres, con importantes bajas para este partido, modificó su tradicional defensa de tres y también jugó con cuatro en el fondo.
Temprano llegó el primer grito. “Pulga” Rodríguez (cada vez demuestra más que de pulguita no tiene nada) metió un terrible zapatazo de 35 metros que casi quiebra el travesaño del arquero Bernacchia. El balón se elevó sobre el área. Sarría la capeó de cabeza. El defensor Báez quiso sacarla y la terminó metiendo en su propia valla.
Después del gol, Atlético parecía una tromba. Con tres o cuatro toques precisos podía llegar desde su propia área hasta la contraria. Fueron los minutos de mejor fútbol de los Decanos de local en lo que va del torneo. Otra vez, se inspiró contra un equipo cordobés. Podrían haber marcado en un par de ocasiones, que se desperdiciaron.
La bisagra del partido se presentó en el ’35. El ala derecha de la defensa de Atlético, Reynoso, fue expulsado por doble amonestación.
El DT Rivoira se vio obligado a retocar la estructura del equipo. Bajó a Montiglio del medio a la defensa, por la derecha. A Rodríguez también lo bajó, pero al medio por la derecha. Gutiérrez quedó sólo en el ataque. Para terminar de cerrar la defensa, le ordenó a Granero (de superlativa actuación, nuevamente) que le haga marca personal a Wilchez, el enganche y mejor jugador de los “tallarines”.
Talleres no supo qué hacer con su hombre de más. Para colmo, cada jugador de Atlético dejaba el alma en cada jugada. Achicaron hasta en el área contraria. Ganaron todas las pelotas divididas. Parecía que Atlético tenía uno más y no al revés. Hay que rescatar el gran estado físico que demostró tener el equipo en su conjunto.
Así terminó el primer tiempo. En el segundo, Atlético entró agrandado y Talleres desmoralizado.
A los ‘8 de la segunda parte, Montiglio envió un buen centro al área, desde la derecha. Rodríguez devolvió la pelota de cabeza un poco pasada al área chica. Sarría, como sabiendo lo que iba a pasar, le apuntó a un defensor, que se la llevó por delante y convirtió el segundo gol para Atlético, otra vez en contra.
A partir del segundo gol, Atlético fue imbatible en todas sus líneas y se lo vio más compacto que en cualquier otro momento. Tocaba prolijo y por el piso en toda la cancha. Los hinchas deliraron con la fiebre del “ole”.
El tercer gol llegó con la lluvia. La defensa de Talleres, resignada por el baile decano, dejó que Sarría encare de izquierda al centro, pase entre dos, se meta al área y mande un centro que los defensores vieron pasar entre sus piernas, hasta que apareció Rodríguez y la enterró en el arco. Diluvió gol sobre el mojado Monumental.
Se destaca el rendimiento grupal y el gran estado físico de los Decanos. Granero y Rodríguez fueron, lejos, los mejores. Pereyra entró en el segundo tiempo para demostrar que aun teniendo la mejor demostración de fútbol de los últimos tiempos, no aprende nada. Jugó para sí mismo en las pocas que tocó y desentonó con el grupo.
El arbitraje de Toia fue regular. Le permitió golpear demasiado a las dos defensas. Pero la de Talleres pegó más y se fueron con tres amonestados y un expulsado.
Juan Villarrubia
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