Las afirmaciones de Héctor Hernández al diario "La Gaceta" en las que aseguró que "durante los 70 se debió hacer juicios y fusilar a los condenados, pero nunca hacer desaparecer a nadie", obligó a las autoridades de la facultad de Ciencias Jurídicas a suspender la conferencia y la presentación del libro "Sacheri, predicar y morir en la Argentina".
Por si fuera poco un supuesto “profesor de la UNSTA” hace circular por la web una apología sobre el “Malevo” Ferreyra. Por la misma vía, obtuvo la respuesta del periodista Pedro César Ramos.
Las declaraciones al diario “La Gaceta” del profesor Héctor Hernández sobre la década del 70 convulsionaron el mundo académico de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. El catedrático, invitado a disertar por la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, también tenía planeado presentar su libro “Sacheri, predicar y morir en la Argentina”.
El docente de la Universidad de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (Ufasta) de Mar del Plata, durante un reportaje publicado ayer en el matutino, aseguró que “lo que se debería haber hecho en los 70 frente a la guerrilla, que se dio a conocer con el asesinato de Pedro Eugenio Aramburu, era imponer un estado de guerra, aplicar el Código de Justicia Militar”.
Tampoco ahorró críticas sobre el presente: “Los guerrilleros están hoy en el
poder, continuando la lucha de sus compañeros por otros medios; hasta que no se
entienda eso, no se entenderá nada. Tienen que irse y debe aplicarse el estado
de Derecho”, afirmó.
Hernández también sostuvo que la reacción de las fuerzas armadas en esa
época fue “recontrajusta y recontra mal hecha”. “El Gobierno militar trajo la
deuda externa que Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner siguen
pagando y la desindustrialización de José Martínez de Hoz”, puntualizó.
En el mismo tono señaló “Si sos militar, sonaste, estás condenado de antemano. En los juicios no se van a aplicar las garantías constitucionales ni a respetar el derecho a la defensa ni el principio de inocencia. Hay un negocio, una piratería detrás de todo esto, que se les va a volver en contra, porque el país está harto de esto y quiere poner la mirada en las grandes metas”, señaló.
Ante la difusión de estas afirmaciones de Hernández, la decana de la facultad anfitriona, Gilda Pedicone de Valls, en un comunicado asegura que “debido a las declaraciones vertidas en el diario LA GACETA del día de la fecha por el doctor Hernandez –opiniones no compartidas por esta universidad- se ha dispuesto cancelar la conferencia que debía pronunciar esta tarde, así como la posterior presentación de un libro”.
El escueto parte de prensa trata de poner paños fríos a una acalorada discusión entre algunos profesores y las autoridades de la UNSTA. Ante la creciente presión de un sector que prefirió identificarse como “democrático”, la conducción de la universidad decidió suspender las actividades de Hernández, quien optó por el silencio.
Aunque Hernández fue presentado como docente universitario, sus dichos sobre el Proceso son bien conocidos. En un artículo publicado en Página 12, el domingo 1 de octubre del 2006, firmado por Horacio Verbitsky bajo el título “SOLA CONFIA A FOSBERY LA FORMACION POLICIAL. Lo único que FASTAba”, se asegura que trabajó en la delegación de la fiscalía de Estado provincial,(por Buenos Aires) cuyo titular era Roberto Durrieu, el principal asesor de Blumberg.
En la ficha sobre su actuación, Verbistsky, agrega que es colaborador habitual de la revista integrista Mikael, que editaba el Arzobispado de Paraná a cargo del vicario general castrense Adolfo Tortolo, Hernández es el defensor oficial del policía Carlos Alberto Azzaro en la causa “Novoa”.
Se trata del homicidio en 1976 de Omar Darío Amestoy, María del Carmen Fettolini, sus hijitos de cuatro y dos años, y de Ana María del Carmen Granada, en un enfrentamiento simulado. El único sobreviviente fue el bebé de Granada, Manuel Goncalves, quien fue dado en adopción y durante un cuarto de siglo ignoró su identidad. En junio de este año Hernández presentó un escrito en el que aduce que la responsabilidad por la muerte de los chicos fue de sus padres porque no se rindieron ante la intimación policial. No se trataría, en consecuencia, de un delito de lesa humanidad, por lo que estaría prescripto aun cuando hubiera habido “cualquier tipo de exceso que ilegitime el operativo”.
En agosto (del 2006), en un artículo publicado en la Revista El Derecho, Hernández atribuyó al ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni y a ciertos fiscales y funcionarios “manodurismo” y “tolerancia cero” contra los policías “en nombre de supuestos derechos humanos falsos de los delincuentes”.
Apología del “Malevo” recorre la webb
“Un patriota digno –nacionalista católico y destacado ex combatiente en la Guerra Contra la Subversión- el Sr. Comisario de la Policía de la Provincia de Tucumán don Mario Ferreyra, enterado de una orden de detención en su contra que había de concretarse el viernes 21 de noviembre por la tarde -con el pretexto de "violaciones a los derechos humanos" en el antiguo Arsenal "Miguel de Azcuénaga" durante aquella guerra justa- anunció a sus allegados y al periodismo que no iba a entregarse vivo para que lo encierren como un animal, en una prisión "preventiva" prolongada durante años aguardando una sentencia que –como se sabe- siempre condena al represor y reivindica a los terroristas”.
“Por su coraje, su arrojo y su probada eficacia en enfrentamientos armados contra delincuentes terroristas y comunes, los pobladores del NOA lo apodaron "El Malevo" y todos –especialmente "Crónica TV" que registró su final para la historia- esperaban una resistencia violenta al arresto, corroborada por sus expresiones deseándoles "buena puntería a la Gendarmería o la Federal " (sabía bien que su Policía no se iba a deshonrar deteniéndolo), esperando ser abatido en su casa, con toda dignidad y rodeado por sus seres queridos. Confirma también esa esperanza y ese deseo de morir por mano ajena antes de ser llevado al espectáculo circense de un Tribunal Popular sectario, -émulo de las "chekas" de la España Roja- el haber llamado a un sacerdote para confesarse en las horas previas a su trágico final. En la tarde fatídica, viendo que los gendarmes que entraban al jardín de su casa no iban a abrir fuego, se despidió de su señora –doña María de los Ángeles Núñez- y encomendó su alma a Dios, disparándose en la sien.
“Para quienes profesamos nuestra fe en Cristo y en las enseñanzas de su Iglesia, el suicidio es un pecado siempre irreparable y (confiemos en la misericordia divina) casi siempre imperdonable, por lo que tiene de rechazar de la peor manera el regalo de la vida que el Creador nos hizo. Pero hay circunstancias –sin duda atenuantes- en que no es necesario ser un romano antiguo o un japonés honorable para comprender –no justificar- que una víctima de una situación injusta e intolerable prefiera comparecer ante el Juez Supremo y no ante falibles o tendenciosos jueces "de la democracia" y "de garantías" (para quienes han cometido delitos y no para quienes los han reprimido), tal como ha ocurrido recientemente con el Teniente Coronel (R) don Paul Navone y con el Prefecto (R) don Héctor Antonio Fèbres Méndez”.
“La venganza por la derrota de la subversión terrorista en el terreno militar que había elegido para someternos es amplia –abarca a parientes, amigos, colegas o contactos remotos- e inextinguible. Todo esto lo describe con mayor claridad el excelente trabajo de Horacio Palma con motivo de la muerte "en vivo y en directo" del "Malevo" Ferreyra.
Con todos los reparos que caben –desde el punto de vista católico- a quienes han querido usar su libre albedrío para evitar un dolor insoportable, roguemos a Dios por todos aquellos que han librado el buen combate y no han querido que el enemigo goce de una revancha inmerecida, poniendo su alma en las manos –justas pero misericordiosas- de su Creador. Que Él no tome en cuenta su última acción en este mundo sino las muchas encomiables que los han destacado a lo largo de una vida que no ha sido de molicie e indiferencia egoísta sino de entrega a su Patria y a sus semejantes. "Un bell morire tutta una vita onora!"... Con todo respeto y memoria imperecedera porque supieron luchar y morir defendiendo una Causa justa invocamos: Caídos por Dios y por la Patria : ¡¡¡ PRESENTES !!!
La respuesta del periodista Pedro César Ramos
Bueno, esto era de esperar. Como siempre, la derecha tiene reflejos de los que carecemos quiénes nos ubicamos en la vereda opuesta. Dicho, simplemente, somos librepensadores sin espíritu corporativo. Por cierto, una insólita manera de ejercer el pensamiento crítico contra el autoritarismo, la soberbia criminal y la impunidad conspirativa. La derecha se nos adelantó una vez más y pronto -no lo dudo- instalará en lugares estratégicos, la capilla ardiente del "santo malevo", ya canonizado por la delincuencia más cruel y sanguinaria.
Y a todo ésto, pregunto: ¿NO SON TODOS ESTOS MENSAJES UNA APOLOGÍA DEL CRÍMEN, QUE POR SER EXPLÍCITOS Y SISTEMÁTICOS, CONSTITUYEN DELITOS DE ACCIÓN PÚBLICA?. ¿HACIA DÓNDE MIRA LA JUSTICIA, LOS FISCALES, LOS JUECES Y, EL COLEGIO DE ABOGADOS?.
NO CONOZCO QUE SE HAYA INICIADO NI SIQUIERA UNA QUERELLA CONTRA LOS PROMOTORES QUE, CON NOMBRE Y APELLIDOS ANUNCIAN VENGANZAS, MUERTES PROGRAMADAS Y, A UN MISMO TIEMPO, REIVINDICAN TEORÍAS DE "MANO DURA" NOMBRANDO, INCLUSO, A QUIENES SEÑALAN YA COMO SUS PRÓXIMAS VÍCTIMAS. ¿ ES POSIBLE QUE ESTÉ SUCEDIENDO ESTO EN PLENA DEMOCRACIA?. SON TODOS INTERROGANTES SIN RESPUESTAS QUE, SIN DUDA ALGUNA, DEBILITAN EL SISTEMA REPUBLICANO Y REALIMENTAN LAS TEORÍAS DESTITUYENTES. UN ABRAZO. Pedro Ramos
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