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Gallito de lata, por Luis D´Elia

Dícese del porteño, y esto puede hacerse extensivo a bastos sectores de la clase media argentina que suele ser progresista en lo cultural, moderado en lo político, y conservador en lo económico.

O sea, que puede emocionarse con Mercedes Sosa y votar a Mauricio Macri sin que se le mueva un solo pelo.

Es precisamente este sector social el que ha canonizado a personajes como Magdalena Ruiz Guiñazú y el ex progresista Víctor Hugo Morales, ambos con cuantiosos contratos de por medio, que superan en diez o doce veces a la dieta de un diputado nacional, solo para estar al servicio de los intereses políticos y económicos del grupo PRISA, hoy feroz opositor de Rodríguez Zapatero en la España del PSOE.

¿Cómo se puede entronizar en el altar de la ética periodística a Magdalena Ruiz Guiñazú, quien se jactara en la última entrega de los Martín Fierro de recibir la estatuilla de marras en nombre del periodismo independiente de nuestro país?
¿No era Magdalena, la que junto a Neustadt tenía un programa en el viejo canal 11, en 1976-1977, bancado económica y políticamente por la Aeronáutica procesista?

¿No era Magdalena operadora de prensa y amiga personal de “Joe” Martínez de Hoz?

Los dictadores, ya entrados los años 80, secuestran y asesinan a su amiga Elena Holmberg y es allí donde Magdalena descubre que no éramos derechos ni humanos y que el terror de Estado había hecho estragos atacando al conjunto de nuestra sociedad. Más vale tarde que nunca.

Durante el conflicto con las patronales del campo, la señora, siempre reivindicándose como independiente, actuó como un activo miembro del equipo de conducción política del partido mediático, hoy principal opositor en la Argentina.

Lamento informar a los desprevenidos que la señora no es independiente, sino que es una feroz opositora, por pertenencia oligárquica (apellido patricio, vinculación con otros apellidos patricios, propietarios de grandes extensiones de campo en la Estación Chancay en el Partido de General Viamonte) y por plata (la que aportan los auspiciantes de la radio en la que trabaja, integrantes todos de las patronales del campo y promotores del lock out con el que agredieron al conjunto de nuestro pueblo).

Entonces, señora, que quede claro que usted no es independiente, es opositora por plata y por pertenencia oligárquica, y tiene derecho a serlo en democracia, lo que no tiene derecho es a mentirle a quien está del otro lado del micrófono escuchándola.

Víctor Hugo Morales, de quien nos sentíamos orgullosos y a quien tantas veces valoramos por llevar adelante conductas coherentes que con el correr del tiempo iban llenando de legitimidad su actividad, hoy nos sorprende con un drástico cambio de posición política. A partir de su renuncia al programa Desayuno, donde, al decir de algunas autoridades, se le ofrecía la continuidad al frente del programa con cambios drásticos en la producción del mismo, donde se le pretendía poner fin por ejemplo a “los chivos” de Segafredo, Rhasa, Pulmosán, Hepatalgina y otros, que conspiraban contra las posibilidades económicas del canal público, él opta por ser solidario con su productor desplazado y comienza a plantear que el gobierno intenta limitar la libertad de prensa.

A partir de allí, se convierte en el feroz opositor encuadrado con la reacción política que hace las delicias de las cabezas y corazones más recalcitrantes en los pases de programación de cada mañana en Radio Continental.

Hoy se define como hedonista y escéptico*, lo que me permite preguntarle si no son precisamente esas conductas el atajo de su conciencia y compromiso de entonces hacia opciones más rentables, facilistas y descomprometidas.

Levantar hasta el paroxismo las declaraciones de Antonini Wilson contra el gobierno argentino sin dejar abierta la posibilidad de que podríamos estar a expensas de un agente de la CIA o de una operación de inteligencia contra nuestro país es lisa y llanamente un acto de profunda deshonestidad intelectual.

Desde nuestra casa en el asentamiento El Tambo, Laferrére, este gallito de lata les dice que abrazar la causa de los pobres y de su liberación embarra, ensucia y quita brillo. Seguramente este “demonio”, verbigracia de los nuevos ejércitos de ocupación que son los medios masivos del poder económico, nunca gozará del prestigio “trucho” que ustedes han acumulado y seguramente no tendré nunca “el nivel” que pregona “el nuevo” Víctor Hugo, hoy vocero de las elites dominantes.

Finalmente, salgo a la vereda y, la verdad, no escucho a Brhams, Bach, Debussy o Mozart, sólo escucho un chamamé de Tránsito Cocomarola que suena en el grabador de mi vecino, el Toba Escobedo, y pienso que así seguirá la vida, ustedes cobrando frondosos cheques todos los meses de patrones transnacionales para que, dentro de otras cosas, sigan demonizándonos con las maquinarias de propaganda y desinformación de los dueños del poder económico. Mientras tanto, nosotros seguiremos aquí cabalgando en nuestro Rocinante, lanza en mano, creyendo que es posible vencer a los Duhalde, a los Tomkins, a la oligarquía racista e irracional y a los imperios que dominan y someten por la vía de la mentira y de la guerra.

Luis D´Elía.