Desde hace 10 años, Roberto Agüero viene exigiendo justicia para su hijo, Edgardo. Existen fuertes sospechas de que lo asesinó un policía ebrio la noche del 30 de Marzo de 1998. "Las influencias de la policía y el soborno a las autoridades por medio, impidieron que el asesino sea juzgado y condenado", denunció.
Todos los martes a las 20 hs. podemos ver al Sr. Agüero marchando en Plaza Independencia en reclamo de justicia para su hijo.
Roberto Federico Agüero es otro de los padres que martes tras martes, concurre a la Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad de Tucumán en busca de la justicia por la muerte de su hijo, Edgardo Benedicto Agüero, de 20 años de edad.
Fue jubilado por invalidez. Sufrió un infarto de miocardio en el momento de la dolorosa noticia.
Existen fuertes sospechas de que el policía Miguel Ángel Martínez, quien actualmente sigue desempeñando sus funciones en la fuerza, disparó contra Edgardo Agüero el 30 de marzo de 1998.
La bala entró por el costado derecho de su pecho y salió por el izquierdo, impactando en el brazo izquierdo de Agüero. En su recorrido, le destrozó los dos pulmones y le rozó el corazón. Aun así, sobrevivió por 35 días.
El joven había salido a bailar y, al regresar a su casa, se quedó con un amigo en un bar de la esquina de calle Roca y 9 de Julio.
Antes de regresar a su casa, fue al baño, donde recibió el balazo que quitó la vida. El sospechoso previamente había amenazado a Edgardo Agüero y a su grupo exigiéndoles dinero.
A los dos minutos de haber entrado a los sanitarios, salió tomándose el costado derecho y le dijo a su amigo que le habían pegado un tiro. El amigo no le creyó porque no se veía sangre. Luego, ante la evidencia de la lesión, fue trasladado en motocicleta por un parroquiano del bar hasta el Hospital Padilla.
Esa misma noche, el policía denunciado, tuvo inconvenientes con los vecinos del bar porque estacionó su vehículo particular sobre la vereda, con las puertas abiertas y la música a un volumen muy elevado.
Roberto F. Agüero, denuncia que el supuesto asesino estaba bajo los efectos del alcohol. “Él mismo declaró que había estado tomando desde el domingo anterior a las 11 de la mañana. Tomó todo el día y toda la noche. Cuando mató a mi hijo, ya era la mañana del lunes”, expuso Agüero.
“Después de dispararle, también se negó a llevarlo a un hospital”, añadió el padre.
La Impunidad
“Se hace presente desde el momento en que ya pasaron diez años y yo sigo esperando justicia por mi hijo”, reclamó el dolido padre.
“Me parece que las influencias de la policía y el soborno a las autoridades por medio impidieron que el asesino sea juzgado y condenado”, agregó Roberto Agüero.
Juan Villarrubia
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