Greenpeace se ha propuesto seguir muy de cerca los movimientos de la flota ballenera japonesa para denunciar que los barcos que han salido del puerto de Shimonoseki van a llevar a cabo "la mayor cacería" desde que entró en vigor la moratoria a la caza comercial hace veinte años.
Según la organización ecologista, los japoneses pretenden cazar este año más de 1.000 ballenas en el Océano Antártico.
En esa cifra se incluyen, según Greenpeace, ejemplares de rorcuales comunes y yubartas, ambas en peligro de extinción.
Greenpeace, que ha estado siguiendo vía satélite desde agosto a un grupo de ballenas en su migración desde el Pacífico Sur hasta el Santuario Ballenero Antártico, ha decidido que ahora los perseguidos van a ser los balleneros japoneses. En su página web se hará un seguimiento en cada momento de los movimientos de la flota japonesa en su viaje al Sur que puede ser seguido por cualquier internauta.
Además, el buque 'Esperanza' de Greenpeace también sigue de cerca a los balleneros y asegura que hará todo lo posible para "intentar parar esta cacería".
"La flota ballenera debe volver a puerto. Si no lo hace, Greenpeace intentará por todos los medios, a través de la acción directa no violenta, evitar la caza", aseguran los responsables de la organización.
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