Las iniciales son de Jean-Claude Van Damme que protagoniza a su propia persona. Producida en Bélgica en 2008, todavía no se estrenó en Argentina. Dinámica narrativa. Esta estrella de Hollywood se autocritica, ríe de sí mismo. Una autoficcionalización. Puede conseguirse en lugares de ventas o en sitios de cine online.
Opinión: Buena.
Año de producción: 2008. País: Bélgica, Francia, Luxemburgo. Dirección: Mabrouk El Mechri. Intérpretes: Jean-Claude Van Damme, François Damiens, Zinedine Soualem, Karim Belkhadra, Jean-François Wolff, Anne Paulicevich. Guión: Frédéric Bénudis, Mabrouk El Mechri, Christophe Turpin. Música: Gast Waltzing. Fotografía: Pierre-Yves Bastard. Duración: 96 min.
No estrenada todavía en
Argentina es la ópera prima del desconocido Mabrouk El Mechri.
No son pocos los críticos que la consideran la mejor película
de Van Damme que se autoficcionaliza. Se ríe de sí
mismo, se autocrtica. Se humaniza.
Su director y dueño del guión logró ponerle un interesante ritmo a la narrativa que se caracteriza por un simpático tono “faulkneriano”. De esta manera el film se estructura en varios episodios donde los tiempos se alteran, alternan. Por momentos, el espectador conocerá los detalles antes que suceda la acción. O se pasará a circunstancias anteriores. Con lo cual se genera tensión y dinámica.
Van Damme es un hombre común que regresa a su patria, Bélgica, cargado de problemas. En una decadencia profesional total, en banca rota y con una hija que se avergüenza del padre. Para colmo es raptado, junto a varias personas en un banco. Precisamente allí transcurre todo el rodaje. Prácticamente no existen las escenas en exteriores.
JCVD indaga sobre la vida de JCVD. Una mezcla de ficción con realidad. Hasta se da el lujo de lograr un interesante monólogo, donde habla de sus problemas con las drogas, sus fracasos matrimoniales, su carrera a la cual define como “llena de curvas y trampas”. Llama gratamente la atención la escasa violencia y que nunca expone su privilegiado cuerpo.
En cuanto a la producción podríamos caratularla de bastante sencilla. Las fotografías y planos tienen la particularidad de ser oscuras con un excelente manejo de las sombras. El sonido tampoco puede desestimarse. El elenco perfectamente elegido. Por eso el espectador disfrutará de amables e inteligentes diálogos conjugados con una narrativa acertada.
Sebastián Ganzburg
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