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18/11/2008 - En General

Producen Biogas con cáscaras de Mamón y restos de frutas

Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste lograron obtener biogas a partir de la cáscara y los restos no utilizados del mamón, una fruta regional, lo que representa una ventaja para el sector productivo. Ese gas combustible podría ser empleado para poner en funcionamiento calderas para la producción de dulce o para calentar agua a nivel industrial. Por Catriel López Acosta, del Instituto Leloir

Los investigadores llevan 8 años analizando la digestión de residuos orgánicos para generar gas que se pueda utilizar como combustible.

La producción industrial de dulce de mamón crece en la región del Nordeste argentino por la alta disponibilidad de esta fruta. El proceso demanda un elevado costo en combustible que atenta de manera directa con su industrialización. Pero un trabajo científico de investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) que tomó como base la biodigestión anaeróbica de las cáscaras de ese fruto, logró obtener biogas con la cáscara y los restos no utilizados de la fruta regional, lo que representa una ventaja para el sector productivo.

Los licenciados Juan Corace, Pablo Martina y Raquel Aeberhard del Grupo de Investigación de Energías Renovables (GIDER) del Laboratorio de Termodinámica de la Facultad de Ingeniería de la UNNE, comprobaron que con la cáscara y la fruta, que se descarta en la confección del dulce, y un biodigestor se puede generar gas combustible, también llamado biogas, en cantidad suficiente como para hacer funcionar las calderas donde se cuece el mamón o para calentar agua a nivel industrial.

Aunque el trabajo se realizó en base al mamón, se podría aplicar a otros dulces regionales, señalaron los investigadores. Esto no sólo reduciría considerablemente los costos de producción, disminuyendo el gasto en combustible, sino que también permitiría utilizar un importante volumen de cáscaras y frutas en mal estado que actualmente son desechadas.

Los investigadores llevan 8 años analizando la digestión de residuos orgánicos para generar gas que se pueda utilizar como combustible. Durante este periodo investigaron la cantidad de gas metano que producen diferentes sustancias a partir de la biodigestión. Se han realizado ensayos con basuras de cocina, restos de aserrín y virutas y recientemente con restos de la industria alimenticia.

Una fruta típica del norte argentino

El mamón es una fruta que tiene elevado desperdicio, ya que se eliminan los pedazos golpeados, magullados o de mal aspecto. El desecho puede llegar hasta el 30 por ciento de la fruta inicial. Este es el primer aspecto positivo del mamón en términos de biodigestión, ya que se trata de un volumen suficiente para la generación de gas en cantidades explotables.

Según explicó a la Revista de Ciencia y Técnica de la UNNE uno de los investigadores, esta fruta desechada tiene otra característica que la hace apta para la producción de biogas. “El mamón contiene un gran porcentaje de humedad, se desmenuza fácilmente y a veces ya tiene cierto grado de descomposición, cualidades que lo hacen ideal para alimentar un biodigestor”, señaló Pablo Martina.

Pero eso no es todo. El mamón también tiene una relación carbono-nitrógeno tal que evita la necesidad de agregar este último componente (nitrógeno), haciendo más sencillo y económico aún el proceso de biodigestión.

La mezcla adecuada

En el Laboratorio de Termodinámica, Martina y su equipo cortaron y picaron un kilo y medio de pulpa madura de mamón. Lo hicieron en trozos cúbicos de cerca de 2 centímetros que fueron mezclados con agua y material inoculante de bacterias en cantidad suficiente de acuerdo con la bibliografía utilizada en el ensayo, para lo cual se utilizaron 270 gramos de heces de vaca.

El biodigestor que usaron fue uno pequeño de carga única o tipo batch, de plástico, con 20 litros de capacidad, con una serpentina externa de caño plástico para calefacción del proceso por medio de agua caliente, boca superior de carga y salida de gases y boca inferior para toma de muestras y otras mediciones. La acumulación y medición del gas se realizó por medio de gasómetro de campana flotante y presión constante.

La producción de biogas fue muy rápida y empezó a las 5 horas. “Tratándose de un proceso de fermentación biológica, se la puede clasificar de casi espontánea”, aseguró Martina a Ciencia y Técnica.

Después del ensayo, Martina y su equipo consideraron a la producción de biogas a partir del mamón como satisfactoria. “Fue lo suficientemente importante como para justificar la instalación de una planta de producción de biogas del tipo continua, con su reactor de digestión semienterrado y un gasómetro para la acumulación del biogas producido”, aseguró el ingeniero Martina.

Corace y Aeberhard agregaron que la descarga de barros que se genera en el proceso de biodigestión tiene elevado contenido de nitrógeno y que esto permite su utilización como fertilizante en huertas productoras de plantas. Y resaltaron que “debe tenerse en cuenta que actualmente todo el resto de la fruta se tira sin darle ninguna utilidad”.

Según las proyecciones de su investigación, los profesionales consideraron que “el biogas generado puede utilizarse principalmente en la cocción de la fruta y para calentamiento de agua de uso industrial en un calefón común o en una caldera”.

También concluyeron que el uso de biogas disminuiría el uso de combustibles fósiles, hoy día excesivamente costoso, y altamente contaminante. Aseguran que ese medio permitiría a los propietarios de fábricas del dulce entrar en el comercio de bonos de carbono, de acuerdo con el Protocolo de Kyoto. Se trata un esquema de mercado donde empresas de países industrializados pagan a otras –la mayoría en naciones menos desarrolladas–, por la reducción en las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI).

En las afueras del Gran Resistencia

Los investigadores tienen previsto construir un biodigestor en un refugio de jóvenes de las afueras del Gran Resistencia. Estiman que permitirá abaratar costos a la producción porcina que allí realizan jóvenes con problemas de adicciones, y paralelamente generará abono para huertas que también trabajan, indican el equipo de GIDER.

Se trata del refugio San José y está ubicado a las afueras de la localidad de Tirol. En el lugar viven y tienen contención adolescentes, de entre 12 y 18 años, con problemas de adicción al alcohol o a las drogas. El padre Juan José Crippa, a cargo del mismo, gestionó la ayuda del GIDER.

Según los investigadores, el biodigestor que instalarán permitirá calefaccionar las parideras de chanchos. Actualmente las parideras son calefaccionadas con leña que deben comprar y les representa mucho gasto. Con el biodigestor ahorrarán ese dinero y el residuo que quedará después de la digestión anaeróbica, lo usarán como fertilizante de la huerta en la que cultivan frutas y verduras.


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