A partir de las 21.30, en Patio Lorca (Alem 222) se pondrá en pantalla “La Quimera del Oro”, de Charles Chaplin. Estrenada en 1925 es su primer largometraje con un presupuesto de producción considerable. Chaplin la consideraba una de sus mejores películas. Cuenta la historia del entrañable vagabundo, en busca del preciado metal, en la Alaska de 1898. Comentario.
Escrita, dirigida, producida y musicalizada por Charles Chaplin.
Ficha técnica
Nombre original: "The Gold Rush". Origen: EEUU 1925. Dirección: Charles Chaplin. Guión: Charles Chaplin. Fotografía: Roland Totheroh. Música: Charles Chaplin. Montaje: Charles Chaplin. Producción: Charles Chaplin Productions. Duración: 96 minutos. Elenco: Charles Chaplin. Mack Swain. Tom Murray. Henry Bergman. Malcolm Waite. Georgia Hale.
A pesar de los años transcurridos desde su estreno a la actualidad, tiene una vigencia única. No pocas escenas son familiares. El humanismo que caracteriza a Chaplin se aprecia a lo largo de todo el rodaje. Antes de entrar en el film es fundamental una breve reseña histórica sobre la época en la que transcurre la historia.
Estados Unidos atravesaba una próspera situación económica, luego de la Primera Guerra Mundial, producto de la especulación bursátil, antes de la gran depresión del 29'. El país del Norte, sociedad a la que Chaplin siempre criticó, estaba inundado del banal estado de ánimo denominado “american way of life”, ese estilo de vida americano que solo busca la felicidad, a través, fundamentalmente, del dinero.
En La Quimera del Oro se satiriza ese sentimiento. El personaje prevalece la búsqueda de la felicidad por medio del amor. Si bien la crítica social es feroz, el humor constante hacen que las trágicas escenas nos inunden de risa.
En su estreno, en 1925, La quimera del oro fue aceptada masivamente por los espectadores, con llenos totales en las salas más importante de los EEUU. En el film se aprecia lo mejor del humor chaplinesco. Realmente descargó todo su arsenal de ingenio.
Contó por primera vez con un presupuesto considerable para rodar su segundo largometraje, el primero había sido El Chico. La Quimera del Oro, realizada fundamentalmente en exteriores, tiene una exorbitante cantidad de extras y escenarios deslumbrantes para la época.
El joven vagabundo inundado por la fiebre del oro, que se desató a fines del siglo XIX en varios países de América, decide viajar a Alaska en busca de una mina de oro. Una fuerte tormenta de nieve lo atrapa en las montañas. Logra refugiarse en una cabaña junto a otro explorador. Pasan hambre y frío sin tener qué comer. Es entonces donde se puede observar una de las escenas más entrañables de todos los tiempos. El vagabundo hace hervir una de sus botas para compartirla con su amigo y saciar su apetito. En una situación tan trágica como esta, Chaplin logra que el espectador se ría a carcajadas incansablemente.
Al salir de la cabaña se separan. Nuestro personaje llega a una de las tantas ciudades creadas espontáneamente por los busca-oro. En un baile conoce a Georgia, la típica mujer americana, hueca y materialista. Se enamora. Posteriormente invita a ella y unas amigas a la cena de fin de año, en una casa a la que cuidaba. Es allí donde otra gran escena lo hará reír, emocionar.
En el banquete soñado el vagabundo hace bailar a unos panecillos con una magistralidad única, tanto por la ternura como por la inocencia del personaje.
Los amantes del séptimo arte podrán disfrutar de una película maravillosa en donde se expone la tremenda desesperación de la soledad de un hombre que busca infatigablemente la felicidad.
Sebastián Ganzburg
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