Sólo en los últimos días, 600 chicos solicitaron autorización a la delegación Concordia del Ministerio de Trabajo, para trabajar en la cosecha del arándano y ayudar así a sus familias, lo que preocupó a las autoridades judiciales y educativas, temerosas de que abandonen la escuela.
El arándano es un fruto frágil y su recolección exige manos delicadas, como las de niños, jóvenes y mujeres.
Pero la labor es extenuante: se extiende desde las 9 hasta la caída del sol, y la legislación le prohíbe al productor ocupar a los chicos por más de 6 horas continuadas.
Esta situación obligó a la Justicia de Menores de Concordia a hacer una presentación para asegurar que los chicos no dejen de concurrir a clases.
El defensor general del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Arsenio Mendoza, explicó a Télam que "a partir de los 15 años un chico puede trabajar con autorización de los padres, pero no puede abandonar la escuela".
Por su parte, el director departamental de Escuelas de Concordia, Saúl Dri, recalcó que el organismo está realizando controles de asistencia entre los chicos autorizados por sus padres, y para verificar que cuentan con el permiso otorgado por el Ministerio de Trabajo.
"A mí me gustaría que los chicos no vayan a trabajar, pero estamos viviendo una coyuntura especial", dijo Dri, al reconocer que la mayoría de los escolares trabajan para ayudar a sus familias.
"No hay una deserción masiva, pero igual hay que controlar para que cumpla con su educación, por eso hemos elaborado una currícula especial para que esos estudiantes no pierdan la escolaridad", agregó.
El arándano conforma el grupo de las frutas comercializadas internacionalmente como berries, lo que incluye a la frutilla, frambuesa, grosella, mora, baby kiwi y cranberry, entre otras.
De color azul y con forma de baya casi esférica, de entre 7 y 15 milímetros de diámetro, el arándano presenta un sabor agridulce y es muy cotizado en los Estados Unidos para hacer dulces.
Desde hace algunos años su cultivo se viene incrementando en el noreste entrerriano, principalmente en la zona de Concordia, donde la cosecha se realiza a contraestación, lo que permite proveer frutos frescos al hemiferio norte en momentos en que atraviesa la temporada invernal.
El director de Trabajo de Concordia, José Giles, reconoció que en el organismo ya se han presentado más de 600 autorizaciones paternas para que sus hijos trabajen en la cosecha del arándano, que comienza en estos días.
La compleja situación presenta otra arista: el trabajo en negro en las quintas, denunciado reiteradamente por el secretario general del Sindicato de la Fruta, Alcides Camejo.
Hace unos días, Concordia se conmovió con la denuncia de que 100 trabajadores correntinos vivían hacinados en un galpón, en condiciones infrahumanas, reducidos casi a la esclavitud.
De ese contingente, alrededor de 30 decidieron regresar a la ciudad de Virasoro (Corrientes) mientras que los restantes se quedaron para la zafra.
Camejo, que denunció el trabajo en negro y las condiciones infrahumanas en que trabajan los recolectores, se lamentó de que la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), "jamás va a una chacra a ver cómo están sus trabajadores. Y esto le conviene a los empresarios, claro", sostuvo.
Esto agrega otra preocupación: la del grado de explotación que podrían sufrir los chicos en ciertas plantaciones; algo que ciertamente contrasta con las grandes ganancias que a los productores del nordeste entrerriano les aporta el arándano. (Télam).
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