Otra vez asumió Cacho, la presidencia del Concejo “Delirante”. Fue una fiesta (todavía deben estar milongueando). Familiares, amigos, conocidos, gritaban, reían, hacían sonar los bombos , mientras Cachito se abrazaba con el Jefe Mayor y el Jefe Menor. Este último se puso colorado, ante tanta muestra de cariño, al suplente. Curiosa mesa, estaban los tres intendentes de la Ciudad Histórica. El efectivo, el suplente y el virtual. Todos unidos triunfaron. En la última fila del estrado los opositores: Quiosquito en el medio, el aprendiz al costado y el cómico santo, contra la baranda. En la penúltima se ubicaron los ex opositores y la autora de las cremaciones, no de colegas. Desparramados los otros ¡Sí quiero!, observaban. No había ni emos ni floggers, aunque algunos estuvieron vestidos igual a los de esas tribus. Antes de la ceremonia, en un pequeño receso para esperar las llegadas de los capos, caminaban abrazados , la vitalicia y el enfermo imaginario. Aaah . También fue emotivo (no vale reirse) cuando Cachito juró por su conciencia ¿?. Luego se refirió al chocolate en el Día del Niño ( tiene los meses adelantado, no la hora). Si primo, pero el sólo quería meter un golpe prohibido, o sea bajo. Los que estaban muy entretenidos eran los funcionarios municipales obligados a dar asistencia perfecta, sin recibir bolsones ni viáticos. El aplausómetro puso en el podio al dueño de la fiesta, seguido del Jefe Mayor y al último el Jefe Menor. Aaah, pero jetazos y abrazos se dieron todos. Historias de la Ciudad Histórica. Hasta mañana. Concejal 19, en vías de asumir.
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