En 2012 estaría completado el Tronador II, primer vehículo lanzador argentino destinado a colocar pequeños satélites en órbita. Se trata de un proyecto de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). El costo de alquiler de un cohete lanzador de satélites ronda los 12 millones de dólares. Instituto Leloir.
La fabricación de ese tipo de vehículo en el país se logrará con una inversión de 4 millones de dólares aproximadamente.
En poco tiempo, la Argentina estará en condiciones de ir al espacio sin necesidad de “hacer dedo”. Para diciembre de 2012, estaría listo el Tronador II, el primer lanzador de satélites argentino desarrollado con tecnología local, señaló el licenciado José Astigueta, responsable científico del proyecto Inyector Satelital de Cargas Útiles y Livianas (ISCUL) de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). El anuncio se dio a conocer en el curso de Periodismo Científico en el marco del Programa de Comunicación Pública de la Ciencia de Córdoba, organizado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de esa Provincia.
“En la actualidad, el alquiler de un lanzador orbital para colocar un satélite en el espacio ronda la cifra de 12 millones de dólares según el tipo de satélite”, señaló Astigueta quien calcula que el desarrollo completo del Tronador II precisará de una inversión aproximada de 4 millones de dólares.
De acuerdo con Astigueta, la meta que se han propuesto los científicos argentinos es fabricar un cohete de 20 metros de longitud, de 30 toneladas de peso, con capacidad para colocar un satélite de hasta 200 kilos de peso a una altura de 500 kilómetros. En el momento del despegue tendrá una velocidad de 7900 metros por segundo.
Este inyector satelital estará basado en un motor de combustible líquido. “Es la primera vez que la Argentina está comenzando a desarrollar motores líquidos”, indicó el científico de la CONAE.
Ese tipo de combustible, inútil para el uso militar, permite manejar con máxima precisión y economía el encendido y apagado del motor del vehículo lanzador a fin de orientarlo adecuadamente para la puesta en órbita del satélite.
“El proyecto se está haciendo con fondos nacionales y recursos humanos jóvenes y muy especializados. Esta iniciativa abre la posibilidad de crear una nueva generación de científicos para que se queden en el país desarrollando alta tecnología”, afirmó Astigueta, y agregó que este desarrollo científico tendrá fuertes implicancias en materia de cooperación en la región vinculada a las actividades espaciales.
Otras instituciones involucradas en el diseño y construcción del Tronador II son el Centro de Investigaciones Ópticas del CONICET-CIC, el Instituto Balseiro en el Centro Atómico Bariloche (CAB-CNEA) y el Instituto Universitario Aeronáutico de Córdoba y el Grupo de Ensayos Mecánicos y Ambientales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, así como también el Instituto Argentino de Radioastronomía del CONICET.
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