En una frase que utilizó a publicar su Contra Bush y también La silla del Águila el escritor declaró, ahora en referencia a su flamante novela La voluntad y la fortuna: "Los novelistas quisiéramos ser exorcistas de los males de la sociedad y acabamos siendo profetas".
La capacidad narrativa de Fuentes queda plasmada en esta novela.
Al escritor Carlos Fuentes le gustaría ser exorcista de los males de
México, que una vez más retrata con agudeza crítica en su última novela
La voluntad y la fortuna, en una radiografía actual de un país sangriento que se enfrenta al difícil desafío de la violencia.
"Los
novelistas quisiéramos ser exorcistas de los males de la sociedad y
acabamos siendo profetas", aseguró ayer el escritor en una entrevista en
Madrid con motivo de la presentación de su última obra, publicada por
Alfaguara.
En ella demuestra una vez más su capacidad crítica
convencido de que la función del escritor no es la de "celebrar" ni la
de "aplaudir".
Los escritores "no celebramos, criticamos en el
buen sentido de la palabra", explicó Fuentes, que el próximo noviembre
cumplirá 80 años en su México natal rodeado de amigos.
Como París en Balzac o Dublín en Joyce, la Ciudad de México está omnipresente en la obra del prolífico autor.
Esta tradición comenzó hace cincuenta años, cuando Fuentes publicó La región más transparente.
Entonces el joven literato se planteó una "gran novela sobre la capital
mexicana", que contaba con cinco millones de habitantes.
Hoy, la
ciudad ha alcanzado los 20 millones, ha registrado "un cambio
cuantitativo y cualitativo muy grande", que impulsó al Premio Cervantes
a escribir esta nueva novela que "refleja otro país y otra sociedad".
La
obra, de más de 500 páginas, se inicia con una afirmación de hondo
calado: "Soy la cabeza cortada número mil en lo que va de año en
México. Soy uno de los cincuenta decapitados de la semana, el séptimo
del día de hoy (...)".
"Lo que vemos ahora en México son cabezas
cortadas, cuerpos decapitados, regados por todo el país por las
batallas entre los narcos", relató el escritor, que incidió en que la
voz que abre la novela, la de Josué, es "un personaje de la vida real".
La
amistad que se establece entre dos jóvenes adolescentes, Josué y
Jericó, sirve al escritor para reflejar la realidad de su país desde
las pugnas por el poder político y económico a la violencia, una lacra,
que consideró, oscurece al país hasta en sus éxitos económicos.
La
capacidad narrativa de Fuentes queda plasmada en esta novela en la que
recurre a mitos bíblicos, mitológicos y filosóficos, y en la que
muestra, a través de las lecturas que los personajes hacen de
Maquiavelo, que no hay un libro sobre el ser político "más importante"
que El Príncipe.
Así se sirve de las categorías maquiavélicas: la voluntad, la necesidad y la fortuna, para retratar al México de hoy.
No
se atreve a ser profeta a la hora de pronosticar como se llegará al fin
de la violencia en su país, pero apostó por un gran acuerdo entre
México y Estados Unidos.
La violencia "es un cáncer dentro de la
sociedad y tiene mucho que ver con el narcotráfico y con un hecho
deplorable, porque parece que en el narcotráfico los únicos culpables
somos los mexicanos y no se piensa que los narcomexicanos son pigmeos
que trasladan el producto a EEUU".
Por ello, abogó porque el
presidente de México, Felipe Calderón, trate con el próximo presidente
de Estados Unidos "una política conjunta para combatir el narcotráfico
tanto en su origen mexicano como en su destino norteamericano".
Fuentes,
que anoche recibió en la ciudad de Toledo el Premio Internacional Don
Quijote de la Mancha junto al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da
Silva -a quien definió como un político de "primerísimo rango"-,
consideró que su país debería "voltearse" más hacia América Latina.
Una
región en la que dijo tener "mucha confianza", pero en la que observa
"problemas muy graves", ya que pese a los avances democráticos
registrados "no ha resuelto su alto índice de pobreza".
La
energía que despliega Carlos Fuentes a sus casi ochenta años hace que
tenga prácticamente ultimada otra novela, que bajo el título Aquiles o el guerrillero y el asesino, narra la historia del dirigente guerrillero colombiano Carlos Pizarro Leongómez.
EFE
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