El hallazgo fue realizado en una cueva prehistórica por un equipo del Museo Paleontológico de este partido bonaerense. Del ejemplar se encontró gran parte del esqueleto, el cual presentaba fracturas y marcas de mordedura que, se estima, fueron producto de un depredador.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- El partido bonaerense de San Pedro, más precisamente en la localidad de Ingeniero Moneta, fue sede de un increíble hallazgo paleontológico por parte del equipo del Museo “Fray Manuel de Torres”: restos de un guanaco juvenil, en una cueva prehistórica, con fracturas y marcas de dientes en sus huesos.
“Lo primero que vimos en el terreno fue una astilla de hueso fósil que nos dio la primera pista. Al excavar el lugar, empezamos a notar que allí había numerosos fragmentos de distintos elementos esqueléticos de un guanaco de corta edad. Partes del cráneo, las mandíbulas, muchos pedacitos de las extremidades y varias costillas. Era sólo una parte del esqueleto, pero todo parecía triturado”, explica a la Agencia CTyS-UNLaM José Luis Aguilar, director del Museo y miembro de la expedición.
El hallazgo, comenta Aguilar, se produjo en una vieja cantera ubicada en un campo que es propiedad de la familia Peters. El equipo que efectuó el descubrimiento estuvo conformado por Walter Parra, Javier Saucedo, Julio Simonini, Jorge Martínez, Augusto Moleón y el mismo Aguilar.
Cuevas, huesos…y mordidas
Según cuenta el director, desde el equipo notaron que todas las piezas fósiles estaban diseminadas en un área muy reducida, “como si estuviéramos en el piso de una cueva”. “Efectivamente, así lo terminamos confirmando al finalizar la excavación. Ese lugar tenía unos 2,80 metros hacia adentro y un ancho de unos 2 metros, con una entrada o ingreso más reducida”, describe.
Cuando empezaron la preparación de todos los fósiles recuperados y a analizarlos detenidamente, los integrantes del Museo observaron marcas y fracturas que podrían ser vinculadas al accionar de un mamífero carnívoro o carroñero, posiblemente un félido o cánido de pequeño tamaño.
“Claramente, comprendimos que habíamos descubierto lo que pudo haber sido el refugio de un animal que había llevado partes de un guanaco muerto en los alrededores para consumirlo. Al haber restos de un solo animal y no una acumulación de varios, creemos que pudo haber sido una madriguera de crianza transitoria que, luego de unos días, fue desocupada, quedando los restos de la presa en su interior”.
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