Enviar Nota | Imprimir

AMPLIARLa falta de forestación y saneamiento agrava los impactos de las altas temperaturas

Cambio climático: la población negra es la más afectada por el calor extremo

Los efectos de las olas de calor extremas son más intensos para las poblaciones de las zonas periféricas de los centros urbanos y, en particular, para las personas de raza negra, que representan la mayoría de los residentes en estas localidades.

Sigue.

Es lo que señala el geógrafo Diosmar Filho (foto), investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF), referente en el debate sobre el racismo ambiental y también coordinador científico de la Asociación de Investigación Iyaleta.

"En estas zonas hay menos infraestructura y menos asistencia en salud, transporte, saneamiento y vivienda. Y todo esto tiene que ver con cómo enfrentaremos los efectos del cambio climático, por ejemplo, cuando llueve o aumenta la temperatura con el calor". olas", afirma. 

Diosmar observa que los barrios periféricos, generalmente más densos y sin zonas verdes, también están más expuestos a problemas de suministro de agua y electricidad. Todos estos elementos se señalan como factores que empeoran los efectos de un día muy caluroso. El geógrafo recuerda que, en estos días, es necesario beber más agua. "Hay zonas donde el agua no está disponible en cantidad y calidad. En Salvador, por ejemplo, hay regiones periféricas que se quedan sin suministro de agua durante un mes entero", enfatiza.

Cambios climáticos

Con sede en la capital de Bahía, la Asociación de Investigación Iyaleta investiga el cambio climático y las desigualdades raciales, de género, sociales y territoriales. Desde hace más de dos años, el equipo de investigadores viene profundizando estudios en zonas urbanas ubicadas dentro del perímetro de la Amazonía Legal. Los involucrados tienen formación en diferentes áreas, que van desde las ciencias humanas hasta las ciencias de la salud. El año pasado, Diosmar y otros siete investigadores participaron en la producción de cuadernos con análisis de eventos climáticos en Porto Velho y Cuiabá.

Llaman la atención sobre las características de los llamados clusters subnormales, una clasificación del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) para formas de ocupación irregular de suelo con fines habitacionales en áreas urbanas. En general, se caracterizan por el patrón urbano irregular y la falta de servicios públicos esenciales. También están marcadas por la densidad, es decir, tienen una gran concentración de residentes. En Porto Velho, el 12,2% de la población reside en estas zonas.

Diosmar enfatiza que el tipo de edificio que se ve en estos espacios es un factor de complicación. El geógrafo señala la existencia de viviendas insalubres, con poco espacio y techos bajos. "Si tienes una ola de calor y tienes una zona donde no hay mucha circulación de aire, seguramente habrá un impacto directo en las condiciones de salud de las personas", evalúa el geógrafo.

Los investigadores observaron que, en los casos de Cuiabá y Porto Velho, las ciudades analizadas, las cuestiones territoriales y la desigualdad urbana influyen en la forma en que el cambio climático impacta a las poblaciones negras e indígenas. Observan que, en la capital de Mato Grosso, la segregación racial urbana refleja la implementación del plan maestro municipal, que no tuvo en cuenta la garantía de los derechos fundamentales de la población negra y la preocupación por los efectos del cambio climático.

"En relación al saneamiento básico, las mujeres negras (79,38%) y los hombres negros (78,24%) que viven en el área urbana de Cuiabá, tienen la menor proporción de acceso a saneamiento adecuado (red general de alcantarillado y uso de fosa séptica) en comparación al de los blancos (mujeres – 86,3% y hombres –85,91%)”, registra el estudio.

Cuiabá fue una de las ciudades que más sufrió la ola de calor extremo registrada la semana pasada, siendo desde hace unos días la capital más calurosa del país. Los termómetros superaron los 40ºC . El fenómeno de El Niño, que se viene manifestando intensamente   y se espera que siga produciendo efectos hasta abril de 2024, ha sido vinculado al aumento de las temperaturas en la mayor parte de Brasil a finales de año. Pero distintos investigadores valoran que la reciente ola de calor también refleja, en cierta medida, el calentamiento global del planeta.                

En los estudios realizados en Cuiabá y Porto Velho, los investigadores también buscaron evaluar indicadores de salud asociados a los arbovirus, como se denominan las enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti : dengue, zika y chikungunya . Todos ellos son más frecuentes en verano. La proliferación de mosquitos se acelera con las altas temperaturas, ya que su período reproductivo se acorta en climas cálidos. Además, el verano en gran parte de Brasil es la estación más lluviosa, lo que aumenta el número de lugares con agua estancada, donde los huevos del Aedes aegypti son depositados .

Indicadores recopilados por investigadores en Cuiabá indican que los arbovirus afectan con mayor intensidad a la población negra. Considerando a las mujeres diagnosticadas con dengue entre 2014 y 2020, el 54,79% eran negras, el 14,85% blancas y el 0,39% indígenas. Para el resto de los casos, no hay información sobre raza o etnia.

Entre los hombres, las cifras son similares: 54,85% negros, 13,06% blancos, 0,72% indígenas y 31,10% ignorados. Los expertos señalan que las desigualdades raciales y de género, las condiciones de vivienda y la exposición a contextos de mayor vulnerabilidad urbana y falta de derechos, como saneamiento básico y acceso a servicios de salud, son factores estrechamente relacionados con la incidencia de estas enfermedades.

“Cuando llega el verano empiezas a ver recomendaciones: 'cuida tu jardín, quita la maceta de la planta, haz esto, haz aquello'. Hay una propaganda nacional que parece que todo el problema del dengue lo vamos a solucionar este año. manera, siendo que, en las zonas periféricas, el acceso al saneamiento es desigual y la falta de saneamiento favorece la transmisión de la enfermedad", subraya Diosmar.

Otro estudio publicado por la Asociación de Investigación Iyaleta -concluido el año pasado- presentó aportes al Plan Nacional de Adaptación (PNA), establecido mediante ordenanza del Ministerio del Ambiente en mayo de 2016, luego de un proceso de escucha a diferentes sectores de la sociedad. Su objetivo es orientar a los gestores públicos en la adopción de iniciativas con el objetivo de minimizar el riesgo climático en el largo plazo y reducir la vulnerabilidad ante la crisis climática.

En septiembre, el gobierno federal creó un grupo técnico para preparar una propuesta para actualizar la ANP, escuchando a la sociedad civil. Para Diosmar es necesario considerar varias medidas. Entre ellos, menciona la urgencia de una política de forestación. "Necesitaremos cada vez más zonas verdes", recomienda.

Cita también la necesidad de políticas públicas sectoriales, territoriales y locales. "Necesitamos estados y municipios con políticas integradas de vivienda, saneamiento, salud y educación. Necesitamos mirar el saneamiento como parte de un proceso educativo en tiempos de cambio climático, necesitamos viviendas que se alejen de este modelo que encarcela, donde las personas "Los habitantes de las afueras de las grandes ciudades viven en casas pequeñas de seis metros cuadrados", concluye.

Fuente: Agencia Brasil