AMPLIARPreocupante situación uruguaya

24/07/2023 - Salud

La tasa de suicidios de Uruguay alcanza un nuevo récord en 2022, consolidando su posición como caso atípico en la región

La tasa de suicidios en Uruguay volvió a aumentar el año pasado, alcanzando un nuevo récord y consolidando la posición del pequeño país como un caso atípico en la región.

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La tasa de suicidios del país sudamericano llegó a 23,3 muertes por cada 100.000 habitantes en 2022, cuando el número de muertes por suicidio sumó 823, lo que supone un aumento respecto al récord anterior de 21,6 que se había establecido en 2021, según cifras del Ministerio de Salud de Uruguay divulgadas esta semana.

“Las tasas de suicidio han ido en aumento desde la década de 1990 hasta el presente, con algunos descensos mínimos en unos pocos años”, dijo Gonzalo Di Pascua, psicólogo que es miembro de la Coordinadora de Psicólogos de Uruguay y ha estudiado ampliamente el suicidio. “La pandemia, al igual que en muchas otras áreas de la atención médica y la salud mental, exacerbó principalmente una tendencia preexistente, que era el aumento de la tasa de suicidios”.

Uruguay es, con mucho, un caso atípico en las Américas, donde la tasa promedio de suicidios fue de nueve por cada 100.000 personas en 2019, según las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud.

La alta tasa de suicidios en Uruguay contrasta con la forma en que el país suele ser visto como un modelo de estabilidad económica en el Cono Sur. Uruguay disfruta de la clasificación más alta de todos los países sudamericanos en el Ranking Mundial de la Felicidad de las Naciones Unidas , ocupando el puesto 28, en comparación con el 49 de Brasil y el 52 de Argentina.

Sin embargo, los dos vecinos de Uruguay tienen tasas de suicidio mucho más bajas, con Argentina registrando 8,4 por cada 100.000 personas en 2019 y Brasil, 6,9.

Eduardo Katz, quien dirige el departamento de salud mental de la Administración Estatal de Servicios de Salud de Uruguay, dice que parte de la disparidad puede deberse, al menos en parte, a la "infranotificación en los países vecinos". Aunque admite que difícilmente cuenta la historia completa.

“Otro factor muy importante es que hay poca adhesión a la religión en Uruguay” en comparación con los países vecinos, dijo Katz, y señaló que la visión del suicidio como un pecado “también crea una sensación de moderación y disuasión”.

Los expertos también especulan que la pequeña población de Uruguay, que asciende a unos 3 millones, hace que sea más difícil para las personas que enfrentan problemas de salud mental buscar ayuda por temor a ser juzgados por miembros de su comunidad.

“Somos pocos y todos nos conocemos”, dijo Katz.

También existe un fuerte estigma en contra de pedir ayuda.

“Uruguay sigue teniendo el prejuicio de que los servicios de salud mental son para locos”, dijo Di Pascua. “Todavía hay mucho prejuicio en cuanto a hablar de salud mental, y más cuando hablamos de suicidio”.

Eso es aún más pronunciado en las áreas rurales, que tienen las tasas más altas de suicidio, y entre los hombres, que representan casi ocho de cada 10 del total de suicidios en el país.

“Es menos probable que un hombre hable cuando se siente deprimido porque enfrenta una interdicción social, una prohibición social debido al falso machismo que existe de decir 'Estoy triste', 'Me siento mal'”, dijo Katz. “Es visto como un símbolo de debilidad”.

A pesar de años de altas tasas de suicidio, Katz dijo que solo recientemente Uruguay comenzó a cambiar su enfoque para abordar el flagelo.

l sistema de salud no ha priorizado “reducir la demanda, es decir trabajar en la prevención”, dijo Katz. “Eso es lo que estamos empezando a hacer ahora”.

Di Pascua, por su parte, dijo que Uruguay ha tenido durante mucho tiempo un “enfoque muy individual en la persona que lleva a cabo el intento y no en una solución más orientada a la comunidad”.

A pesar del reciente cambio de enfoque, hay poco optimismo de que conducirá a cambios inmediatos en las altas tasas de suicidio del país.

“Obviamente no existe una varita mágica que pueda revertir este tipo de tendencia de la noche a la mañana. Esto llevará bastante tiempo”, dijo Katz. “Es muy desafiante revertir una tendencia, pero tengo fe en que lo lograremos”.