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AMPLIAROperación a miembros de comunidades indígenas

La Rioja: atención oftalmológica solidaria

Fundanoa surgió para cubrir el vacío de atención sanitaria en sectores de bajos recursos de toda la provincia, Cuenta con un plantel médico propio y programas itinerantes. Infocívica

Para una población estimada en 345.000 hay 18 oculistas.

Hace tres años nació en La Rioja la Fundación del Noroeste Argentino (FUNDANOA), con el objetivo de superar una desigualdad casi desapercibida en cuestión de salud pública: la atención oftalmológica. Para pacientes de escasos recursos sin obra social y de todas las edades, en una provincia donde la sequedad ambiental, el azote del viento Zonda y la herencia genética se conjugan para acentuar cuadros de cataratas, miopía, astigmatismo o lagrimales obstruidos.

La Fundación apuesta a cubrir un déficit profesional, ya que para toda la provincia, con una población estimada de 345 mil habitantes (según proyecciones de la Encuesta Permanente de Hogares), sólo hay 18 oculistas, que están concentrados sólo en la ciudad capital, cuenta Ana María Domínguez, integrante del equipo institucional.

Presidida por el médico Antonio Anzalaz, la asociación cuenta con 10 médicos y una trabajadora social, que trabajan en tres programas itinerantes: Atención Ocular Primaria, para prevenir y diagnosticar trastornos oculares en pacientes de barrios carenciados y zonas aisladas; Capacitación Oftalmológica, con el dictado de cursos y talleres para profesionales médicos, agentes de salud y referentes comunitarios; y Promoción de la Salud, que realiza campañas de difusión y gestión de insumos para equipar a hospitales y centros vecinales.

Domínguez destaca que “cuando el ser humano se transforma en un ser solidario se vuelve agradecido y feliz”. De esta forma, la tarea de la Fundación es sostenida por las donaciones voluntarias de los “amigos de Fundanoa”, con el pago de un bono contribución de pacientes que puedan hacerlo y donaciones de ONGs internacionales como la alemana CBM (Christian Blind Mission).  

Mediante la prevención itinerante, se llegó a la comunidad descendiente de diaguitas de Huandacol, unas 200 personas asentadas en el oeste árido de la provincia, donde se detectaron casos “reversibles” de cataratas en adultos mayores. “La Fundación gestionó la operación de estas personas. Ese primer encuentro generó una conexión de promoción social, porque la comunidad siguió trabajando para gestionar sus DNI y el reconocimiento de la comunidad como pueblo original, según nos contó el cacique Quicha Campillay”, cuenta Domínguez.

Durante la semana pasada, el equipo itinerante inauguró consultorios completos para atención primaria en las localidades de Olta y Ulapes, los primeros en su tipo en el interior provincial.