Es una enfermedad progresiva que afecta principalmente a los adultos mayores. No solamente implica pérdida de memoria, sino que daña otras funciones cognitivas. La prevalencia se duplica a partir de los 65 años cada 5 años. La necesidad de un tratamiento con fármacos para una mayor expectativa de vida, además de la vida social y en pareja. Infocívica.org
Si bien no existe cura para la enfermedad, “la combinación de fármacos adecuados, terapia ocupacional y estimulación cognitiva pueden retrasar la progresión de los síntomas”, dijo el doctor Carlos Mangone.
El Alzheimer, una enfermedad neurogenerativa que afecta principalmente a adultos mayores, no deja de ser una preocupación para médicos y científicos que, si bien no detectaron aún las causas genéticas que la provocan, sí hacen recomendaciones acerca de cómo prevenirla o mejorar la calidad de vida aun padeciéndola.
Ayer, Día de la Primavera y del Estudiante en la Argentina, fue también el Día Internacional del Alzheimer. Una fecha estipulada en 1994 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional de Alzheimer (ADI) para recordar que la enfermedad existe y que, a pesar de que no tiene cura, sí puede buscarse una mejora en la calidad de vida de quienes la padecen y hasta prevenirla.
“Según estimaciones, hay en el país entre 400 y 450 mil pacientes con demencia, de los cuales el 60% representa al Alzheimer”, cuenta a Infocívica el doctor Carlos Mangone, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Santojani, profesor adjunto de neurología de la Facultad de Medicina de la UBA e investigador independiente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Magnone, que además es cofundador de la Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA) destaca también que no hay que confundir demencia con locura. “La locura es una alteración psíquica, en cambio la demencia, y el Alzheimer es una demencia, es el empobrecimiento global y progresivo de todas las funciones cognitivas”, especifica el especialista.
Desde el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro explican, además, que la edad es el mayor factor de riesgo para la demencia. “La prevalencia (número de personas con demencias en una población en un momento determinado) se duplica a partir de los 65 años cada 5 años”, destacan. Y agregan que “la demencia afecta una de cada veinte personas mayores de 65 años y una de cada cinco personas mayores de 80 años”. Explican, además, que si bien no creció la incidencia del Alzheimer desde que fue descubierta en 1907, los médicos ven actualmente esta enfermedad con más frecuencia debido a que la población vive mucho más tiempo; por este motivo, aumenta la población en riesgo de desarrollar la enfermedad.
“El Alzheimer es una enfermedad progresiva que no solamente afecta la memoria como se cree, sino también otras funciones cognitivas, que implica la perdida de habilidades, como el lenguaje, la capacidad de hacer cosas que uno antes podía, entre otras. Puede ser diagnosticado cuando trae dificultad en la vida de la persona; si no, no hay razón para asustarse, porque todo el mundo se olvida cosas de vez en cuando, sobre todo con el avance de la edad”, tranquiliza, por su parte, Alicia Lischinsky, jefa de Neuropsiquiatra y de Docencia e Investigación de INECO.
Sin embargo, Magnone explica que no hay que subestimar el diagnostico. “La falta de atención en las personas mayores es normal, porque con la edad disminuye, pero también es el puntapié inicial de la memoria. No significa que el Alzheimer sea solo un problema de memoria. Pero no hay que menospreciar la consulta de un paciente con estos problemas porque sea de avanzada edad. Muchos médicos clínicos atribuyen estos problemas solo a la edad, y a veces, puede tratarse de una enfermedad no captada a tiempo”, señala el especialista.
Los pacientes con Alzheimer en tratamiento con los fármacos adecuados tienen mayor expectativa de vida, según nuevas evidencias presentadas en la Conferencia Internacional sobre Enfermedad de Alzheimer en Chicago durante este año, informa INECO. “Los fármacos aprobados para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer colaboran en el tratamiento de los síntomas cognitivos, conductuales, psicológicos y funcionales presentes en esta enfermedad. Este trabajo nos permite conocer de forma más precisa el impacto de este tipo de tratamientos farmacológicos”, explica Lischinsky.
Es decir que, si bien no existe cura para la enfermedad, “la combinación de fármacos adecuados, terapia ocupacional y estimulación cognitiva pueden retrasar la progresión de los síntomas”.
Pero además, según explican desde INECO, el estado civil soltero a la mitad de la vida también podría aumentar el riesgo de padecer Alzheimer, una hipótesis que surge de la comprobación de que la estimulación social es un como factor protector contra la demencia. Así, vivir en pareja podría contribuir a prevenir la enfermedad. “Sabemos que la interrelación entre pares es un factor protector para la salud de nuestro cerebro y mente, este trabajo nos aporta nueva evidencia a favor de la importancia de la socialización en la prevención del deterioro cognitivo”, explica el doctor Facundo Manes, director de INECO y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
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