"Si tengo que investigar un hecho y no lo conceptualizo como en el marco de genocidio, me voy a manejar con los criterios tradicionales de derecho penal que no han sido preparados para analizar ésto en el marco de un genocidio", explicó juez federal Carlos Rozanski en una entrevista concedida a Télam.
Rozanski es, hasta ahora, el único magistrado que condenó a los acusados Etchecolatz y Von Wernich por crímenes de lesa humanidad a prisión perpetua "en el marco de un genocidio.
Las sentencias a los represores Miguel Etchecolatz y Christian Von Wernich, dictadas en 2006 y 2007 respectivamente, fueron fundamentadas por Rozanski "para darle dimensión correcta" y "no ver la realidad como espejos rotos".
En ese marco, consideró que "en el robo común, las personas no llegan a las 3 de la mañana con una zona liberada, con las calles protegidas por determinada fuerza de seguridad, entran a los golpes a una casa, se llevan parte de una familia, se llevan hasta las lamparitas, a la gente la tienen vendada, después la torturan, la violan y después la tiran al río", detalló.
Según el magistrado, "este tipo de planes que fue absolutamente comprobado en el juicio a las juntas militares y se puede dar como verdad jurídica, marca una diferencia extraordinaria con cualquier tipo de delito de lo que aprendimos a juzgar en la Facultad de Derecho". Rozanski aclaró que definir un genocidio no implica "crear una competencia en el números de víctimas", sino que exige analizar el contexto, el origen de la tragedia y en el caso de la Argentina, fue la persecución sistemática para llevar adelante un plan concreto con trasfondo económico que necesitó implementar el terror para llevarlo a cabo".
La tipificación del delito de genocidio por parte del Congreso, "tendría sentido a futuro", según el juez, ya que la Corte Suprema de Justicia "ha marcado un antes y un después con la anulación del las leyes de punto final y obediencia debida".
"El fallo de la Corte es la decisión jurídica más importante de los últimos 30 años, porque reafirma una vez más la doctrina en materia de defensa de los derechos humanos comprendida en el sistema interamericano. Eso es monolítico, es una línea que hay que tener claro porque si no, no se pueden aplicar bien las convenciones sobre derechos humanos", apuntó.
Rozanski destaca la imagen de Argentina en el exterior
El juez federal Carlos Rozanski afirmó que la Argentina "exporta el concepto de que a pesar del paso del tiempo, no se puede impedir que se cumpla con la ley", en el marco de los juicios por delitos de lesa humanidad que se reabrieron luego de la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final.
"Me ha tocado viajar mucho para dar charlas de capacitación y encontré que nuestro país no sólo exporta productos sino el concepto de que en materia de derechos humanos, y a pesar del paso del tiempo, no se puede impedir que se cumpla con la ley y que queden impunes estos delitos. No es justo para las víctimas ni para la sociedad", declaró el magistrado.
En la entrevista con Télam, el magistrado señaló que en Honduras, por ejemplo, "nos miran como el país de Latinoamérica que ha llevado adelante estos juicios; en Brasil y Uruguay, aunque tienen ley de amnistía, están empezando a debatir la posibilidad de anular la ley en base al modelo argentino".
“Una desaparición es un gran desafío para el sistema”
Rozanski afirmó que la desaparición de una persona en tiempos democráticos "implica un extraordinario desafío a todo el sistema", al referirse a Jorge Julio López, quien desapareció tras testimoniar en el juicio al represor Miguel Etchecolatz.
"Lo que sucedió en la Argentina, la tolerancia y la impunidad fue tan grande que ningún sistema está preparado para afrontar un juicio por terrorismo de Estado 30 años después... En la Facultad de Derecho no se enseña a actuar ante el absurdo", señaló Rozanski en una entrevista con Télam.
A cuatro días de cumplirse dos años del secuestro del testigo que declaró ante el magistrado durante el juicio que condenó a Etchecolatz a prisión perpetua, Rozanski consideró que "todo el sistema debe estar preparado para dar respuesta, y si no lo estuvo en ese momento, tiene que estarlo al día siguiente, o al otro o ahora".
"López fue uno de los tantos testigos del juicio, pero tenía la particularidad de relatar (su cautiverio) con mucha precisión", aseguró el magistrado desde su despacho en la ciudad de La Plata y en donde tiene colgado un cuadro con la fotografía en la que López le señala desde una terraza el lugar donde había estado secuestrado en 1976.
"En su declaración testimonial describió el lugar donde había sido llevado y torturado y dijo que se veían palmeras y un techo de tejas rojo. Cuando fuimos a hacer la inspección estaban las palmeras y el techo... fue muy impresionante", dijo Rozanski al explicar el porqué de la fotografía.
La desaparición del albañil de 78 años se produjo el 18 de septiembre de 2006, cuando debía presenciar las audiencias de alegatos en el juicio que se llevó a cabo en los tribunales platenses y que condenó a Etchecolatz por crímenes de lesa humanidad.
Rozanski recuerda ese día: "Alguien anunció que se estaba demorando, pasó un rato y no venía, ya estábamos por comenzar la audiencia y una persona dijo 'no, lo que pasa es que desapareció' y yo dije: 'si desapareció, yo me voy del país'... era la primera respuesta".
"No se puede seguir adelante si uno piensa que estas cosas pueden pasar, pero pasó, entonces, ante aquello que uno no se imagina, difícilmente pueda hacer algo, pero una vez que pasó, tiene que tener la salud mental adecuada para reaccionar adecuadamente", manifestó.
Ante el hecho consumado Rozanski, adoptó una serie de medidas tendientes a proteger a los testigos en los juicios por crímenes de lesa humanidad, como el que el mismo tribunal condenó tiempo después al sacerdote Christian Von Wernich.
"El programa que existía antes estaba pensado en función de los crímenes mafiosos y no podía ser trasladado a este tipo de juicios porque preveía que el testigo estuviera prácticamente secuestrado, sin contacto con nadie", explicó.
La desaparición e López exigió "un desafío extraordinario" que implicaba "pensar muy seriamente como se podía instrumentar el juicio siguiente y cómo lograr que los testigos se presentaran y pudieran declarar sin sufrir más allá de lo que la circunstanciaexige".
Así fue que dispuso medidas de contención y protección que, según Rozanski, "no necesitan ninguna ley, están en la Constitución Nacional, en las convenciones sobre derechos humanos y en la resolución de las Naciones Unidas".
Mediante convenios con el Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos (CODESEDH) y el Centro de Protección a la Víctima de Buenos Aires, formó un equipo de profesionales para contener a los testigos durante el juicio.
"Dar respuesta significa también replantearse qué pasó en estos 30 años, por qué pudo haber un indulto respecto de penas tan severas, por qué pudo haber dos leyes como las que hubo (punto final y obediencia debida), todo desde el punto de vista sociológico, psicológico, antropológico", reflexionó.
Para Rozanski, en materia de derechos humanos "se perdieron 30 años de tiempo en la justicia", y consideró que "para la sociedad fue más costoso porque son décadas perdidas en cuanto a la elaboración de lo sucedido".
"Cuando una sociedad no elabora lo que pasó, no sólo corre el riesgo de volver a repetirlo sino que no genera anticuerpos para que no vuelva a suceder. Es un problema cultural profundo", dijo.
El expediente de la desaparición de López lleva casi 30 cuerpos y ningún detenido y para Rozanski "es una tragedia con impunidad, lo que impide la reparación".
"Lo que permite la reparación es un Estado que investiga seriamente y no como una mera formalidad, como exige la Corte Interamericana de Derechos Humanos", señaló.
Télam
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