Una abuela, su hija y su nieta concurrieron ayer a los tribunales salteños para ser enjuiciadas por brujería, amenazas y violación de domicilio, denunciadas por un ex gendarme.
El agente aseguró que su vida se deterioró de manera visible luego de que las mujeres realizaran conjuros y ritos satánicos.
Sobre las imputadas, Teresita Irene Vallejos (74), su hija Sara Graciela César (52) y su nieta, Yanina Palomo (30), pesa una acusación formalizada por el fiscal Facundo Ruiz de los Llanos, informó el diario salteño El Tribuno.
El extraño caso -inédito en la provincia-,
comenzó a ser analizado a partir de las 9.30 por el juez Correccional y
de Garantías 3, Marcelo Torres Gálvez.
Según el ex gendarme, que
sirvió durante 38 años en la fuerza y que se radicó en el núcleo
habitacional de la zona sur capitalina en 1999, los problemas con el
misterioso trío de la vivienda contigua comenzaron en 2002 cuando él
les reclamó que una filtración de agua que provenía del inmueble de
ellas le estaba causando problemas.
"A partir de allí -dijo el
ex gendarme (ver edición 22/07/06)- comenzaron los dramas: un pariente
de las curanderas, Héctor del Milagro Palomo, me amenazó de muerte y yo
lo denuncié".
"Desde ese instante comenzaron una guerra en
contra nuestra que llegó a su punto máximo cuando -relató la hija del
hombre, Rosana Valverde- descubrí a Sara César y a su hija Yanina
pintando cruces en las ventanas y paredes de mi casa con un líquido
fétido. Mientras lo hacía -estaban vestidas con túnicas negras-,
rezaban en un idioma incomprensible, se reían y gritaban", relató la
mujer.
Luego, informó que encontraron a la más vieja pintando
más cruces- "Llevaba un turbante y al igual que las otras, rezaba con
palabras raras". Los miembros de la familia Valverde puntualizaron que
su salud comenzó a deteriorarse.
Las mujeres acusadas de
curanderismo y brujería se defendieron a los pocos días de realizada la
primera denuncia: en declaraciones formuladas por Sara Graciela César,
a El Tribuno, ésta dijo que "en mi familia no hay ningún curandero,
somos gente de bien y este hombre nos amenaza porque tiene problemas
psicológicos".
A la vez y al analizar las razones de las
denuncias de su familia vecina, consideró que "creo que es porque que
quiere (el hombre) quedarse con mi casa y que nos vayamos de aquí.
Sabemos que averiguó que se encuentra hipotecada y la quiere para su
hijo, pero nosotros no queremos vender. Esperamos que la Justicia
intervenga y tome las medidas que corresponden porque la situación es
insostenible", enfatizó la mujer en cuyo living existe un gran cuadro
de Jesús, explicando que su familia pertenece a "la religión católica,
apostólica, evangélica, carismática". (Télam).
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