Se estrenó en el 2001. Una historia simple dirigida con inteligencia. Un hombre, una mujer, Buenos Aires y un taxi son los personajes de esta interesante película. Excelentes fotografías. Puede conseguirse en videos club o lugares de ventas.
Opinión: Buena.
Ficha técnica
Dirección, producción y guión: Gabriela David. Fotografía: Miguel Abal. Música: Mariano Núñez West. Protagonistas: Diego Peretti, Josefina Viton, Miguel Guerberoff.
Taxi, un encuentro es el primer y único largometraje de Gabriela David. En su debut la experimentada trabajadora del cine (participó en 9 películas argentinas) a través de una historia simple, logra un producto estéticamente impecable, pero con algunos vacíos que no desmerecen el trabajo.
El Gato (Diego Peretti) se dedica a robar taxis. Realiza el laburo por las noches y posteriormente se convierte en tachero. Vive con su padre (Miguel Guerberoff), un hombre alcohólico al cual mantiene. No hay lugar para reflexiones morales. El antihéroe seduce al espectador.
La ciudad con su noche es el otro personaje central del film. Buenos Aires aparece como un lugar donde las almas solitarias suben al taxi. Lo único que quiere hacer el Gato es charlar con ellos. De esta manera irá conociendo diversos personajes. Todos poco relevantes a excepción de una chica herida (Josefina Viton). El chorro, que no es asesino, tampoco parece como mala persona, se apiadará de la joven.
La historia está narrada a través de precisos flashback. Se divide en dos partes. En la primera el Gato va contando los hechos en primera persona. Imposible conocer a su interlocutor. En la otra, el punto de vista es el de la mujer.
Apreciablemente no están las cursis escenas de amor. La actuación de Peretti se lleva los aplausos. Se fusiona con el personaje en su totalidad, cada gesto o diálogo con los los pasajeros da la sensación de estar frente a un taxista que le pone esmero a su profesión. Mientras que de fondo aparece la sombría Buenos Aires, tan distante como protagonista.
La fotografía de Miguel Abal junto a la escenografía de Federico Ostrofsky son un lujo. Cada perspectiva da muestra de una correcta puesta estética.
La inteligencia de utilizar la técnica de flashback, el mérito mayor de David, logra disimular perennes escenas, por momentos tediosas. Claro que al tener planos tan convenientes el espectador las soporta apaciblemente.
Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com
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